Lo tomamos a broma, a título de chanza de arlequín o número bufo de circo provinciano, pero deberíamos recriminar, ya que no lo hace la presidenta del Congreso, la fórmula de acatamiento de los diputados secesionistas que gustan de meter en el ojo del Parlamento el mismo dedo con que se sacan pelotillas de la nariz. Algo tendrá que decir alguna vez el Tribunal Constitucional sobre los que con trampa prometen por la república catalana y por los presos políticos (en uno y otro caso, entelequias: no existe tal Estado y los encarcelados lo son en calidad de delincuentes).
Si el PSOE es el partido que más se parece a España, a esta España que viene no la va a reconocer ni Dios. Y mucho menos al PSOE, si por mantener el poder está dispuesto a conceder a los separatistas el oro, el moro, la amnistía y la república independiente de su casa.