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Sol y sombra

El torerismo y la ortodoxia

Las explicaciones del alcalde de Oviedo sobre los gastos protocolarios

El alcalde de Oviedo se metió en un berenjenal intentando explicar los gastos cargados al Ayuntamiento que corresponderían al tercio familiar y no al contribuyente. En realidad, el "tercio familiar" son Canteli y señora. Pero el señor alcalde se ha empeñado en resumir la función pública en un asunto de legitimación conyugal y por ahí han venido las críticas. Lo que tenía que haber hecho, en cambio, es preguntar dónde está el problema de la contabilidad de los suspiros de cinco euros y las facturas, resolverlo y comprometerse a que no volverá a suceder. Ha optado, sin embargo, por repetirse a sí mismo. Seguirá viajando acompañado a los actos protocolarios que lo permitan y ello, asegura, no supondrá gasto al Ayuntamiento. No entienda nada. La dificultad estriba en que para enmendar un error hay que ser consciente de él y posiblemente el alcalde de Oviedo no acierte a comprender en qué ha fallado.

En la administración pública es conveniente cogérsela con papel de fumar, ser precavido, formalista, puntilloso y hasta exquisito con los recursos de todos. Muchas veces no es el huevo lo que importa, sino el fuero. Puede ser calderilla pero es calderilla del erario. El alcalde viajó con su esposa a Madrid a un acto promocional del Desarme y ahora se le acusa por saltarse a la torera una ortodoxia de la representación institucional que muchos cargos esquivan utilizando mil triquiñuelas y otros afrontan a pecho descubierto como Canteli. La culpa, como siempre, la tiene el torerismo no la tauromaquia.

Torerismo de alta escuela fue, por ejemplo, la utilización del Falcón por parte del presidente del Gobierno y su esposa para ir a un concierto de rock en Benicasin.

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