Según los datos avanzados por Red Eléctrica de España (REE), nuestra nación ya ha reducido casi un 20% las emisiones de CO2 a la atmósfera en el mix eléctrico. Ello se debe en buena medida a la sustitución del carbón por gas natural en la producción de electricidad. Y de consolidarse la tendencia se podría reconsiderar la rentabilidad de abrir la regasificadora del Musel en Gijón, así como instalar cerca alguna nueva central de ciclo combinado. Según un informe publicado este diciembre en la revista científica Nature, y corroborado por la NASA, Groenlandia ha perdido hielo desde 1992, y su pérdida se está acelerando, suficiente para hacer subir el nivel de los mares un centímetro. En cambio sobre la Antártida hay versiones contradictorias. Según unos la masa mínima anual de hielo disminuye, y según otros de 1985 a 2015 ha aumentado de 4 a 5,5 millones de kilómetros cuadrados. Así pues no hay hecatombe ni urgencia alguna para desindustrializar España, la tercera productora y exportadora europea de vehículos.
Los intervinientes en la cumbre del cambio climático en Madrid este 2019, -incluida Greta-, suponemos con preocupación ecológica y acaso influidos por intereses políticos y económicos, nos bombardean con muchos adjetivos y alarmas, pero con pocos datos contrastados. En parte parece una cruzada contra el carbono, no todo ni siempre es nocivo, de hecho es componente común de toda la vida conocida, pues con el oxígeno forma el dióxido de carbono (CO2), esencial para el crecimiento de las plantas; con el hidrógeno forma diversos compuestos (hidrocarburos), cuya combustión energética es contaminante. Quien causa más del 25% de la contaminación mundial es China comunista. El llamado gas natural es un hidrocarburo mezcla de gases ligeros, principalmente metano, menos contaminante que el carbón o el petróleo y poco tóxico al respirar. Tiene el inconveniente de ser altamente inflamable, si bien los ingenieros afirman, sin existir la seguridad siempre 100%, que las instalaciones son rigurosas.
Hay dos cuestiones significativas respecto al cambio climático de las que se oye poco hablar en estas reuniones, que parecen ir de las conclusiones a los análisis, en vez de los análisis a las conclusiones. Una respecto a los ciclos solares, cuya influencia no se ha ponderado. Otra cuestión llamativa es por qué si el aumento de temperatura es en mayoría debido a la actividad humana industrial, de 1945 a 1975 la temperatura del planeta bajó 0´5 grados, siendo unas décadas de crecimiento económico, industrial y urbano. En cuanto a que un calentamiento global sea necesariamente negativo, no está demostrado. De hecho el siglo XIV tuvo un clima algo más frío de lo normal, coincidiendo con los "cuatro jinetes del apocalipsis": hambre, peste, guerra y mortandad; y la época del Renacimiento europeo tuvo un clima algo más cálido. Los ortodoxos deberían contrastar datos y argumentos antes de repartir carnets de buenos, los que siguen las modas de las televisiones; y malos, los que se atreven a pensar.
