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La ampliación de las bases

Estados Unidos quiere aumentar su presencia en Rota

Los veteranos periodistas provincianos estamos avezados (desde el tiempo de la dictadura y de las severas limitaciones a la libertad de expresión) en el arte de "leer entre líneas". Y ahí seguimos muchos años después ya bajo el creciente dominio de la posverdad. Hace unos pocos días nos dijeron, a través de los medios, que el presidente norteamericano Donald Trump había amenazado al Reino de España con imponerle elevados aranceles a importantes sectores de producción, entre ellos al vino y al aceite. Y se mencionaba como causa de esa imposición comercial la escasa receptividad española a la petición de Washington de aumentar significativamente el gasto militar.

La noticia trajo preocupación a los sectores señalados aunque poco después se nos informó, por la misma vía, que la amenaza tenía pocas opciones de prosperar ya que en altas instancias de la Casa Blanca se había informado al impetuoso presidente Trump que España era un aliado fiel y seguro y además albergaba en su territorio dos de las bases militares más importantes del Imperio. Concretamente, las de Morón y de Rota donde están desplegados los cuatro destructores nucleares que forman el llamado "escudo antimisiles" y la fuerza de intervención rápida en el Norte de África. Vamos que no convenía molestar al casero con exigencias que a lo mejor no podía cumplir.

El episodio iba camino convertirse en la enésima rectificación de la política exterior de la era Trump hasta que en el periódico de mas difusión del país se nos informó de que "Estados Unidos quería ampliar su presencia en Rota con otros dos destructores nucleares y con un despliegue de otros 600 militares. Una ampliación notable de su capacidad, lo que obligaría a reformar el convenio firmado con Washington en 1988 sin mas trámite que la autorización del gobierno español y previa información al Congreso de los Diputados.

En círculos próximos a La Moncloa se da por seguro que cuando Pedro Sánchez consiga la investidura, y deje de estar en funciones como presidente, la autorización se tramitará rápidamente, aunque de momento se ignora cual pueda ser la postura a adoptar por Unidas/Unidos Podemos y Esquerra Republicana y por el resto de los pequeños partidos que forman parte de la inestable coalición.

En este asunto no cabe desechar sorpresas porque ya sabemos que una cosa son los programas electorales y muy otra las transacciones a que obliga el ejercicio del poder. En el inicio de la Transición de la dictadura a la democracia formal se gritaron a voz en cuello consignas como "España mañana será republicana", "OTAN no, bases fuera", "Amnistía, libertad, y estatutos de autonomía" y otras por el estilo. Pero ya se ve en que quedaron.

Desde la firma de los acuerdos de 1953 entre la España de Franco y los Estados Unidos, la colaboración entre los países estuvo siempre guiada por el interés militar de la gran potencia del Norte, que considera la península Ibérica como territorio de alto valor estratégico. Hay dos cosas que el general ferrolano dejó bastante bien atadas para la posteridad. Una son las bases militares de "colaboración" con los Estados Unidos y otra la monarquía borbónica. Y ambas tienen todo el aspecto de durar bastante.

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