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¿Nos falta una garcillada?

La formación de un nuevo Gobierno de coalición en unos tiempos convulsos

Antaño los pueblos tenían vida propia y gozaban de sus "caciques", cuando alguno se salía de su naturalidad, se decía, " le falta una garcillada " pero ahora nos llegan, bajo el disfraz de "demócratas", políticos "fraudulentos", que donde dicen digo, no dicen digo, sino que dicen Diego... disfrazados de corderos complacientes, pero que, en realidad, son lobos hambrientos de vanidades y poderes de dictadorzuelos paranoicos, vendiendo al pueblo el "favor" a cambio de su voto, para, luego hacer mutis por el foro, y si te vi, no me acuerdo; a muchos de estos políticos (con las honrosas excepciones), se les podría aplicar aquella frase, que se decía en mi pueblo, de: "... a ese rapaz/a, le falta una 'garcillada'", aunque, creo que, la "garcillada" nos falta a los ciudadanos, porque nos hacen creer que los políticos electos, son producto de nuestra voluntad, cuando en realidad, esa "voluntad" está bajo los efectos hipnóticos de los "manipuladores" al servicio de las siglas de diferentes partidos e intereses políticos; ya lo hemos oído antes: "todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Triste, pero cierto, tantos años esperando por las libertades democráticas para ver, a los pocos años, cómo las ambiciones de unos cuantos iluminados nos ponen de nuevo a los pies de los caballos.

Volvemos a los tiempos de George Orwell, con su "Rebelión en la Granja", lectura que recomiendo, a quienes no la hayan leído, para comprender mejor la llegada de algunos líderes al poder, con un discurso mesiánico, tras el cual lo único que existe son actitudes totalitarias e intereses de siglas.

Vivimos unos tiempos un tanto convulsos, medio mundo está descontento y revuelto, hemos perdido la fe en los políticos por sus corrupciones, que no corrigen pero pretenden cargarlas a los oponentes y las justifican sin el menor pudor. Todo iba bien mientras el pueblo podía consumir y cobrar su pensión, situados en un sueño dorado, al que nos invitaron, nuestros dirigentes, disfrutando del "maná" en forma, no de rocío que caía sobre el desierto, sino en forma de subvenciones que nos llegan desde Bruselas, pero, siempre hubo tiempos de "vacas gordas" y "vacas flacas"... y estas últimas son las que ahora nos toca vivir; hemos vendido nuestra primogenitura por un plato de lentejas en forma de "cuotas" y "fondos mineros", cerrando las minas, las cuadras (quizás por el gas metano de las vacas) y últimamente las centrales térmicas, porque las nucleares ya las habíamos cerrado, y ahora, nuestros dirigentes nos dicen que tenemos que comprar la energía a las "térmicas" de Marruecos o a las "nucleares" de Francia, situadas, algunas de ellas, al lado de los Pirineos. ¿No les faltará una garcillada a nuestros dirigentes?

Como cierran las industrias y quiebran comercios, en medio de una crisis que no cesa, sino que se va acelerando, al escasear los puestos de trabajo, cada día mas ciudadanos han decidido acudir a las urnas, como candidatos, no para buscar soluciones a nuestros problemas, sino para garantizarse "ellos", el abundante sustento de esta sociedad de consumo, por eso no acaban de formar gobierno y hacen miles de combinaciones, con los mas extraños maridajes, porque ninguno se quiere quedar fuera de la "ruleta".

Ya no existen partidos políticos, son grupos de presión económica, eso sí, manteniendo las siglas como cualquier club deportivo, incluso las banderas e himnos, con el capitalismo, de una nueva izquierda "progresista" y exquisita de la que Wolfe hablaba ya en los cincuenta del pasado siglo, y que trata de competir con el tradicional capitalismo liberal, pero ambos bajo la tutela de las "multinacionales" que fusionan cualquier tendencia.

¿A esto llamamos democracia y derechos humanos? Con este panorama, sin gobierno o con gobiernos amalgamados esto es un barco a la deriva en donde todos terminamos como si nos " faltase una garcillada."

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