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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Feliz Nochebuena

Un canto a la llamada de las raíces en uno de los días más señalados del año

Esta noche es Nochebuena, puede que la más luminosa de cuantas amanecen en el año. La que convoca a la reunión familiar en la lejanía cuando habitas lejos de tus seres queridos; cuando retornas al territorio sinuoso de la infancia, al aroma de los bollos de pan recién cocidos en el horno de la tahona; al saludo de los compañeros de pupitre de antaño que escrutan reverentes al que se marchó de joven y regresa a festejar el cambio de año con un vasu en alza; a la mirada inevitable al balcón de la plaza del segundo piso del primer amor.

Las raíces son tentáculos invisibles que se extienden raudas por las sendas sinuosas de la epidermis del tiempo y el espacio; que se aferran a tus pies como imperturbable enredadera y te recuerdan que perteneces a un tiempo y a un lugar, que tienes un origen y un principio indelebles, que todo lo que eres se lo debes a las enseñanzas que recibiste en una época que se pierde en la memoria de los vaqueros con rodilleras, de las aventuras de Tintín y los balones de cuero cuarteado. Las calles embarradas que pisaste, los membrillos del huerto que tomaste al asalto, los gorriones que huyeron de la tiranía del gomeru, los versos apresurados del primer concurso literario del colegio de los frailes del babero, el artículo inicial y atropellado en la portada de la revista del instituto... todo eso conforma la arquitectura de los planos del edificio efímero de papel que cada día ayudas a construir.

Hoy es Nochebuena, noche de paz, noche de reunión, noche de todos los tiempos, de los que fueron y los que vendrán.

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