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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Un respeto a las cianobacterias

En "La invasión de los ultracuerpos", unas semillas procedentes del espacio caen en la tierra, dando forma a unas vainas que acaban usurpando la personalidad de los humanos, transformándolos en seres gregarios y huraños. Algo parecido está pasando en Gijón con la invasión de las cianobacterias del Piles, que están volviendo a tirios y troyanos tarumbas y majaretas.

Todo el mundo habla mal en esta ciudad de esas algas verdosas que copan los titulares y cuya toxicidad ha llevado al Ayuntamiento a la drástica medida de cerrar el anillo navegable donde practican piragüismo los palistas del Grupo Covadonga. Algunas cianobacterias producen toxinas y pueden envenenar a los animales que habitan el mismo ambiente o beben el agua en el que estas especies afloran en explosión demográfica por la abundancia de nutrientes, sobre todo fósforo.

Lo que nadie cuenta sobre las dichosas cianobacterias es que si no fuera por ellas no habría Gijón, ni Piles, ni concejales, ni palistas, ni escribiente, ni lectores. Se trata de organismos viejos, con más de 2.700 millones de años de existencia, que, hablando sin tecnicismos para que se entienda, inventaron la fotosíntesis y cambiaron radicalmente la vida en el planeta. Su papel fue clave en la acumulación de oxígeno en la atmósfera y en la creación de la capa de ozono, participando de esa forma de manera muy activa en facilitar las condiciones ecológicas necesarias para la vida en la Tierra.

Un respeto hacia esa especie, mitad bacteria mitad planta, que ha colonizado el Piles y que algunos expertos consideran el invento más revolucionario que se ha dado en el planeta. Por favor, no molesten a las cianobacterias.

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