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"Demodé" 2020

Del viejo capitalismo financiero al nuevo de los datos, la futura fuente de poder

Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí.

¿A quién le importa lo que yo haga?,

¿A quién le importa lo que yo diga?,

Yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré ?.

(Fangoria)

1. "Demodé" es la palabra de moda que proviene del francés y que significa pasado de moda, anticuado, rancio, obsoleto. Los franceses tienen varios sinónimos para este concepto -"vieillot", "ringard", "naze", "nunuche", "nerd", "bébete", "minable", "kitsch", "cucul", "niais", "vetuste"-, lo que significa que dan mucha importancia al estar al día, a no vivir de rentas, anclados en el pasado, sino que hay que estar atentos, atrapar las moscas al vuelo y estar dispuesto a surfear la ola, venga de donde venga. Vetusta es nuestra ciudad, vetusto es nuestro alcalde, que odia los bancos arcoíris y tiene su atención fijada en las baldosas, vetusta es nuestra economía y mucho de los agentes empresariales, que se hicieron a la sombra de una industria del INI corrupta y mal gestionada -chatarreros y carboneros- comprando la chapa como defectuosa y revendiéndola como nueva, o importando carbones a través del Musel, ese puerto que creció como un cáncer, y vendiéndolo como autóctono, matando dos pájaros de un tiro, abaratando precios de compra y acaparando subvenciones. Solo superados por los italianos, que detraían ayudas europeas al aceite plantando olivos de plástico, porque desde el cielo todos los gatos son pardos y los burócratas de Bruselas están bien calentitos en su despacho, comiendo "waffles" y chocolate con churros. Porque cuando todo el mundo gana, la corrupción es una mina, y ¿a quién le importa la reflectancia de la vitrinita? ¿A quién le importa? ? como cantaba Fangoria, vestido hortera. Todos callan como muertos, porque además, cuando no hay nada inteligente que decir, el silencio es la mejor solución. Millones y millones de euros malgastados en una remodelación económica que ha sido un fracaso, y que ha hipotecado nuestro futuro. Firma aquí-firma allá-repárteme-repárteme. El español era un mercado ávido, porque carecíamos de todo, y la gente quería ser europea (al menos en el consumo), aunque para ello tuviésemos que ceder cuotas de poder, y privatizar el mercado de la energía, que ya era privado, pero que estaba regulado por el Estado, etc. La falsa liberalización fue un éxito para las empresas, no así para los consumidores. Se da la circunstancia de que empresas estatales concurrieron a la compra de otras empresas de energía en el extranjero. ¿Cómo se come eso? Un ejemplo, la compra de HC por EDP, empresa que fue fundada en 1976 a través de la fusión de trece empresas portuguesas que fueron nacionalizadas un año antes.

2. Primero se nacionaliza, luego se sanea y finalmente se privatiza: la cuadratura del círculo. Ese es el algoritmo de los grandes gurús: democratizar la pérdidas y privatizar las ganancias. Para ello se establece una buena política de prejubilaciones, cargando al Estado las alforjas que no se desea asumir. Se prejubila hasta el papel pintado. Sectores como el minero, el bancario o el energético son claros ejemplos de lo que digo. Prejubilaciones millonarias, que además no impiden a los beneficiarios continuar con labores lucrativas en negro. Pero lo más jugoso viene ahora cuando se analiza la estructura accionarial de EDP: el estado chino, a través de "Three Gorges Corporation", es su mayor accionista mayoritario. Un estado híper-capitalista con una dictadura del proletariado en su base, la segunda cuadratura del círculo. La tercera cuadratura es la compra de sindicatos ("always on the ball!") y de los nacionalismos, repartiéndose el ajuar: la electricidad para los vascos; las gasolineras, el gas y las ITV para los polacos. Y no hay que menear la branca, porque si no despertamos a los CDR y a Franco si hace falta. Es el gran negocio de la democracia. Solo tienen que ver dónde han recalado los "Josus" y los "Jordis". Títulos que se han estirado, y que nunca han dado tanto juego con tan poco. Tanto tragas, tanto ganas. Ya sé lo que están pensando: la empresa energética mejor implantada en Asturias en manos del estado chino. "Oh, my God!". ¡Sería tan fácil elevar el coste de la electricidad (ya de por sí elevado) y hacer que los productores electrointensivos no sean competitivos! De hecho, muchos ya no lo son. Nunca ha sido tan sencillo quedar fuera de juego. El futuro de nuestra región no es nada halagüeño. ¡A las barricadas, gritan aquellos que un día se vendieron! Ésta se parece a la historia de Trump y los rusos. "Everything is connected!".

3. Y luego están los que siguen creyendo en el milagro del ladrillo, de las naves fantasmas y los polígonos industriales en barbecho, y del trío que ha cambiado nuestra historia: ¡agua, arena y cemento! ¿Para que quieres una nave si no tienes nada que crear y has perdido el mercado? Es una visión "demodé" de la economía capitalista, que pese a los malos ejemplos de monopolios y oligopolios, sigue reinventándose constantemente. Otra cosa es que aquí no se vea ni se entienda el valor del talento y del conocimiento. Los profesores Viktor Mayer-Schönberger y Thomas Ramge sostienen que los datos sustituirán al dinero y pasaremos de un capitalismo financiero al de datos, que da miedo. Porque quien sea capaz de extraer la información que éstos contienen, amortiguando el ruido, tendrá el poder. Según estos economistas se llegará en poco tiempo a una situación en la que el precio, que ha sido el centro de los mercados, quedará difuminado, dado que es un mal medio para explicar las preferencias de los usuarios. Ya se sabe que solo el necio confunde el valor con el precio, y en Asturias los hay asgaya. Los mercados serán cada vez más ricos en datos y los agentes que solo establezcan el precio como elemento competitivo, quedarán fuera. Según estos autores, se terminarán los bancos, porque dinero es lo que sobra y lo que falta son las buenas ideas y las tecnologías disruptivas, y los que tienen naves terminarán regalándolas, o dinamitándolas.

4. El declive del capital provendrá inexorablemente del conocimiento, lo cual generará un galimatías considerable para el sistema financiero, para ahorradores e inversionistas. Karl Marx estaría equivocado y Adam Smith le habría ganado la partida. ¿Qué todo esto les parece un sueño? Investiguen en qué están invirtiendo los grandes fondos y lo comprenderán. Es sencillo: Apple cotiza a 289$ (después de varios desdoblamientos), Amazon a 1.869$, Google a 1.362$ y la inmobiliaria Colonial ronda los 10 euros, y sufriendo. Los bancos tampoco tienen un gran futuro, y lo saben. ¿Creen todavía que nuestro futuro será electrointensivo?

5. ¿Dónde está nuestro error sin solución? ¿Fuiste tú el culpable, o lo fui yo? Ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme. ¡Ay, qué tiempos aquellos! Y este artículo termina con la consabida frase: "Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". ¿O no? ¡Y que conste que no tengo nada en contra de los chinos!

"Ming Yue, you rock! Happy New Year 2020! 2020!".

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