Gijón acaba de estrenar un nuevo año, doce meses que se antojan cruciales para acometer las grandes actuaciones pendientes que permitan a esta ciudad ingresar con mejor pie en la segunda década del siglo. Las dos principales obras que requieren mayor urgencia este año -la depuración de las aguas residuales de la zona este y el inicio del plan de vías- no son de exclusiva responsabilidad municipal, pero sí hará falta en ambos casos el decidido empeño del Ayuntamiento por conseguir de las otras administraciones públicas implicadas el cumplimiento de los compromisos económicos pendientes.

Respecto al plan de vías, pronto se conocerá el estudio informativo que evaluará las distintas opciones para la ubicación de la estación intermodal, que los grupos políticos municipales pactaron construir en el entorno del Museo del Ferrocarril. La decisión está en manos de los técnicos. Si los planteamientos de la ingeniería y la tozudez de los presupuestos van por un lado y las decisiones políticas caminan por otro, habrá que apelar una vez más al consenso y pensar si conviene devolver de nuevo a la casilla de salida el proyecto más importante de los que tiene pendientes acometer esta ciudad. Los gijoneses no entenderían una nueva demora a cuenta de si la estación se construye aquí o allá, siempre que la centralidad esté garantizada.

Lo mismo ocurre con la apertura de la planta depuradora de El Pisón, paralizada en su día por los tribunales pero que la Administración del Estado considera mejorada en los aspectos correctores que exigieron los tribunales de Justicia, cuyos pronunciamientos siempre fueron del lado de los vecinos reclamantes. Como en el plan de vías, Gijón no puede esperar más tiempo para resolver un grave problema de saneamiento, que lleva cada día al mar sin depurar las aguas residuales de 150.000 habitantes de esta ciudad.

En lo que se refiere a las actuaciones que se encuentran dentro del ámbito de la competencia exclusiva municipal, el equipo de gobierno que encabeza la socialista Ana González deberá de poner los cimientos de las líneas maestras de lo que va a ser su acción de gobierno a lo largo del mandato. Pasados los primeros meses de gracia y de la mano de un presupuesto propio que evitó sobre la campana los rigores de una nueva prórroga, el grupo político que dirige el Ayuntamiento habrá de esmerarse en presentar propuestas viables que empiecen a argamasar su modelo de ciudad, más social y solidario, comprometido con la sostenibilidad y con la idea de construir un Gijón más habitable y saludable, según el programa enarbolado por los socialistas. El plan de movilidad, el paquete de actuaciones previstas en los barrios, el saneamiento integral del Piles y la consiguiente protección de la playa de San Lorenzo para evitar episodios contaminantes requerirán de todo el talento posible por parte de los integrantes de un gobierno compartido con IU que deberá empezar a demostrar ya en este curso el tamaño de su valía.