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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El amigo del futuro ministro

Se le reconoce a Pedro Sánchez habilidad para ilusionar, al menos de entrada, con el nombramiento de ministros. Lo ha vuelto a hacer con Manuel Castells, que portará la cartera de Universidades, si bien su nombre entra en la cuota ministerial concedida a Podemos.

Si hay un asturiano que conoce bien a Castells desde tiempos remotos es Ignacio Quintana Pedrós, el político que se inventó los Encuentros juveniles de Cabueñes y que años después presidió el parque nacional de Covadonga con la intención fallida de darle un vuelco al emblemático espacio protegido. Ambos, estudiantes becados en París en los primeros años sesenta, colaboraron, como otros jóvenes vinculados al "Felipe" en la capital francesa, con Ruedo Ibérico, editorial de orientación antifranquista que publicó decenas de libros de historia, economía, sociología y política prohibidos por la censura en España y que lograron circular de modo clandestino. Corría 1962 y Ruedo tuvo su bautismo con la "Historia de la Guerra Civil española", de Hugh Thomas, y el "Laberinto español", de Gerald Brenan.

Años después, en el 78, volvieron a coincidir en Madrid, encabezando una campaña vecinal contra la subida de los alquileres. Castells era entonces un urbanista con carné del PCE y Quintana presidía la combativa Asociación de Vecinos de Hortaleza. En los noventa aparecen como firmantes del libro "Las grandes ciudades de la década de los noventa" y fue Quintana quien recomendó al sociólogo e inmediato ministro al entonces presidente del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil para la redacción del célebre ERA (Estrategias para la Reindustrialización de Asturias), que se presentó cuando la Presidencia regional ya estaba en manos de Antonio Trevín.

Nadie como Nacho Quintana, por tanto, para desmenuzar la figura política de Manolo Castells, pensador brillante.

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