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Alberto Menéndez

Cuna del sanchismo

Los posibles efectos positivos de la proximidad asturiana a Sánchez

La Federación Socialista Asturiana es mayoritariamente sanchista; es más, se podría decir que es la cuna del sanchismo, del sector del PSOE que controla con mano de hierro la organización política que ganó las últimas elecciones y que gobernará España durante, al menos teóricamente, los próximos cuatro años.

Si no llega a ser por la perseverancia de la riosellana Adriana Lastra (y, por supuesto, de otros cualificados militantes socialistas) el recién investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, probablemente hubiera tirado la toalla definitivamente en octubre de 2016, cuando se vio obligado a dimitir como secretario general por el comité federal, que no aceptaba sus planes para intentar acceder a la Presidencia del Gobierno, y que no eran otros que los que ahora le han llevado a la jefatura del Ejecutivo: negociar e intentar pactar con los independentistas catalanes.

Pedro Sánchez no olvidó nunca el papel estelar desempeñado por Adriana Lastra en su resurgimiento como líder del Partido Socialista en unas primarias en las que resultó claro ganador con más del 50% de los votos frente a Susana Díaz y Patxi López. Siempre tuvo a la asturiana a su vera, primero como vicesecretaria general del PSOE, después como portavoz del grupo parlamentario socialista y últimamente como principal negociadora de los pactos que le han permitido sacar adelante con éxito la sesión de investidura. Es, probablemente, la dirigente del partido de la que más se fía Sánchez.

Pero es que, además, Adriana Lastra ha conseguido acabar en la región con cualquier resistencia interna al nuevo secretario general y hacer de la FSA algo así como la cuna del sanchismo del país, después de superar unos primeros tiempos muy convulsos, con el entonces líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández, al frente de la gestora que se hizo cargo del partido tras la dimisión de Sánchez. Y si alguien albergaba alguna duda sobre este protagonismo del socialismo asturiano en torno al presidente del Gobierno, ahí están para ratificarlo las imágenes del jefe del Ejecutivo del Principado, Adrián Barbón, recibiéndole el martes a las puertas del Congreso, el primero de los gobernantes allí presentes, en un día tan especial para Sánchez como el de la votación en la que salió elegido presidente.

Bien, no hay dudas, el socialismo asturiano y el Gobierno de la comunidad autónoma son sanchistas, muy sanchistas. Pero eso en sí mismo no es ni bueno ni malo para la región. Falta por saber si esa favorable sintonía con el máximo responsable del Ejecutivo español va a tener algún tipo de efecto provechoso para Asturias. Porque Pedro Sánchez lleva gobernando ya más de un año y medio en España (tras la moción de censura a Mariano Rajoy) y hasta el momento el balance de su gestión para el Principado es más bien negativo, o muy negativo. Pero seguro que a partir de ahora todo cambia. Las tiranteces territoriales, los compromisos adquiridos por Sánchez con fuerzas nacionalistas o independentistas o las presiones de determinados barones socialistas a la hora del reparto del dinero autonómico son cuestiones que presumiblemente quedarán en un segundo plano ante la influencia del socialismo asturiano en Madrid. Al menos eso dejan entrever Adrián Barbón y Adriana Lastra que pasará.

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