La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

¡Vivan los vivas y los muertos!

¿Se oyen en la Carrera de San Jerónimo los gritos que convierten el parlamento en cuartel cuando izan vivas a España y al rey? ¿Van los vivas del Congreso por la España vacía de significado, mapa, himno, bandera, jamón y gambitas más españoles que la chusma?

¡Vivan los vivas, vivan los muertos! Los muertos antiguos de los familiares de víctimas que guardan rencor, que tienen preferencia sobre los que no lo guardan. Los muertos frescos, que se acaban de producir, para monetizar en apoyos el dolor y el terror y centrémonos en la transversal importancia del nombre del crimen, por encima del crimen y de su importancia y de sus víctimas.

¡Vivan los familiares de los vivos y hable en el parlamento español la hermana de la presa a la que le da igual la gobernabilidad de España, como a su hermana la presa y como a millones les dan igual la presa y su hermana, aunque no les presten la tribuna para decirlo!

¡Vivan y mueran Azaña, Negrín y Largo Caballero, que están muertos! (y mejórese la señora diputada porque) ¡vivan las emociones y la realización personal por la identidad territorial con barra libre de risas y lágrimas para los símbolos, que lo bendice la izquierda internacionalista tanto como la derecha nacionalista!

¡Vivan los ataques de dignidad que no precisan desfibrilador, los archiegos archipámpanos de archipiélago y los dicterios que rompen los sismógrafos como, verbigracia, "el golpe institucional del gobierno ilegítimo con el beneplácito de ETA"! Se hacen gestos, se brama, se da la espalda... ¡Viva el insoportable aumento de la expresividad emocional de los representantes del pueblo!

Fin de la función, el presidente dejará de serlo en funciones.

Compartir el artículo

stats