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Fernando Granda

Adriana, tenacidad y discreción

La riosellana que forjó la investidura de Pedro Sánchez

Su tenacidad y su discreción han logrado que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno. Ya "en efectivo" y no "en funciones". Y es que Adriana Lastra lo ha luchado, ha sido persistente, tenaz y persuasiva. Una labor agotadora que el presidente le ha de agradecer. Algún día se conocerá su contundencia en los diálogos y negociaciones con los representantes de otros partidos.

Ni la he votado nunca, ni la he visto en persona. Pero oigo a miembros de la agrupación local del Partido Socialista de mi distrito madrileño y sus compañeros futboleros la comparan con los Xavi/Iniesta de la selección nacional, aquellos "pequeños" -como ella- organizadores, distribuidores de juego en cada partido. Distintos negociadores de las formaciones con los que se ha reunido a lo largo de los últimos meses hablan de su tratamiento. La definen como una excelente negociadora, "que no da nunca el partido por perdido", buscadora del consenso y con gran tenacidad.

La victoria de Pedro Sánchez en la reciente sesión de investidura se la debe principalmente a ella y la pléyade femenina que lo rodea. Nos podemos remontar a su contundente triunfo en las primarias del Partido Socialista Obrero Español de mayo de 2017, donde Sánchez recuperó el liderato del partido del que había dimitido de todos sus cargos tras la trifulca interna de la formación con ocasión de la investidura de Mariano Rajoy meses antes. Su entusiasmo, mostrado a lo largo de la tensa campaña previa a su celebración, lo certifica. Lo acompañaron en su travesía del destierro, fueron su aliento en sus horas bajas, cuando las baronías y la campaña mediática le dieron por acabado, muerto políticamente. Desconozco cuántas se subieron a su coche cuando Sánchez decidió iniciar su "vuelta a España", "agrupación por agrupación", pero su fuerza fue el combustible político que le llevó por su recorrido mitinero. Especialmente una treintañera de Ribadesella que, a pesar de haberse abstenido "por imperativo legal" en la investidura de Rajoy, apostó por él desde el primer momento.

Decidida y atrevida en sus planteamientos, afirmó tras aquellas primarias que líderes históricos como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero "se equivocaron" y, al igual que los barones territoriales de Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Extremadura o Valencia, deberían "pedir disculpas" a los militantes del partido por dejar de representarles. Feminista "cuando en el PSOE no estaba de moda serlo", según su predecesora Elena Valenciano, para el número tres del partido, José Luis Ábalos, compañero de "trabajo" desde aquel comité federal del 1 de octubre de 2016 en el que Sánchez dimitió como secretario general, Lastra "no se rinde nunca y tiene una profunda cultura de partido". Mientras, otros dirigentes socialistas hablan de su capacidad para empatizar con sus interlocutores, a los que "sabe interpretar" enseguida, de su instinto político, de ir siempre de cara. Y algunas fuentes señalan que vicesecretaria general y portavoz del grupo socialista en el Congreso ya era partidaria del gobierno de coalición con Unidas Podemos el pasado verano.

Adriana Lastra, coordinadora de la campaña de Sánchez para aquellas primarias, es una mujer discreta ("Me conocen muy poquito si creen que me van a amedrentar con gritos", destaca la revista Vanity Fair (VF) cuando la presentaba hace unos días). Hermética sobre su vida privada, es una de las cinco hijas del matrimonio de Rosa María Fernández, regente de una peluquería, con Lorenzo Lastra, taxista -fallecido el pasado verano-. Señala también VF que está casada, pero no se conoce la identidad de su pareja. Y aunque fue, principalmente junto a la varias veces ministra y vicepresidenta Carmen Calvo, el mayor apoyo del secretario general del PSOE tanto en tiempos de momentos bajos como de campañas triunfales, no quiere ser ministra.

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