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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Kilopondios y decibelios

El viaje de Asturias a Madrid cuesta el doble que desde Bilbao, Zaragoza o Badajoz por el coste de los peajes, de manera que un gijonés que se desplace en coche a la capital del reino paga el precio por kilómetro más caro de España. Si suben el kilómetro de autopista y el kilovatio industrial y decrece el kilopondio, unidad de fuerza menguante que mide la presencia asturiana en un Consejo de Ministros con más asientos que un Alsa, a nadie extrañe que el proceso de adelgazamiento regional derive también en un desabastecimiento general de kilocalorías. Agonizan las vacas flacas, casi ya paupérrimas.

Cuesta trabajo entender por qué en algunas comunidades autónomas se anulan los peajes o se reducen y aquí cada año son más caros. ¿Será una decisión sopesada para que nadie abandone la aldea gala de los irreductibles, o para que no venga nadie? ¿Será que están abonando la autarquía de las habas contadas?

Un hotel de Villaviciosa restituye a sus clientes foráneos, desde enero, el coste del peaje del Huerna. Y una conocida empresa escandinava radicada en el centro de la región también abona el coste de la autopista en determinadas épocas del año a los compradores que acceden desde León. Iniciativas privadas que se defienden de la desidia pública. Por la cuenta que les tiene.

Contra el ataque de los kilómetros, los kilovatios y los kilopondios, propongamos una movilización general generosa en kilohercios. Y si los que gobiernan no se dan por enterados con lo que en física se define como un movimiento periódico que produce mil vibraciones por segundo, habrá que recurrir a los decibelios. O sea, a una sonora pita.

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