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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

"Racializada" y tal

Para "Vanity Fair" y "Deadline", Antonio Banderas era el único actor "de color" nominado a los Oscars. Para nosotros, el protagonista de "Dolor y gloria" es un moreno andaluz envidiablemente bronceado. Siempre hay alguien para quien nunca serás suficientemente blanco ni suficientemente negro: los africanos albinos son perseguidos a muerte.

Lo de Banderas trascendió el mismo día en el que Alba González renunció a ser directora general de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial porque varios colectivos reclamaron que ocupara el cargo una mujer "racializada". Esencialmente, les parecía que Alba era una "señora blanca" encargada de llevar asuntos de gitanas, latinoamericanas, afrodescendientes (negras procedentes de cualquier país), africanas, musulmanas y asiáticas. Aquí el femenino creo que tiene sentido; no es como llamar "consejo de ministras" al consejo de ministros "porque yo lo valgo".

"Racializada" es un término marxiano al que habrá que acostumbrarse porque lo van a repetir desde los ministerios sociales. Tiene sus detractores antirracistas porque cualquiera nota que, cuando reprochan que ocupe el cargo una "señora blanca", la están racializando en blanco tanto como a las personas racializadas en otros colores, que por ser de otros colores no son racistas entre sí. No llegaron a alegar que Alba (que significa blanca) es un nombre racista o racializado, pese a su fe ciega en cambiar las palabras para cambiar la realidad y su fe religiosa en el valor de lo simbólico.

Vendrán muchas más palabras raras de las "minimorías", mi palabra rara para designar grupúsculos que se adueñan del discurso y las reivindicaciones de las minorías y las expresan en jerigonza.

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