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Sol y sombra

La no reunión en Barajas

Casi media hora de saludo de Ábalos a la - "número dos" de Maduro

Reunión significa lisa y llanamente un conjunto de personas que se juntan, dos, tres o media docena, locuaces o parcos en palabras. Ábalos insiste, en cambio, en que no se reunió con la vicepresidenta de Venezuela, porque allí donde mantuvieron su encuentro de 25 minutos, fuera donde fuese, el avión o cualquier sala VIP del Aeropuesto de Barajas, seguimos sin saberlo, no "abordaron ningún tema". Simplemente se saludaron, es decir estuvieron saludándose casi media hora, algo que resulta tremendamente chocante y que contribuye a desvirtuar poderosamente la realidad. Todo antes de aclarar hasta qué extremo España permitió el tránsito de la "número dos" de Maduro que tiene prohibido circular por los países de la Unión Europea por reprimir a los venezolanos.

Este es uno de esos casos flagrantes en que se pilla primero a un mentiroso que a un cojo. El ministro de Transportes tampoco ha dejado, además, de cojear desde que ofreció su primera versión de los hechos del famoso encuentro fortuito. Todo lo que rodea a sus explicaciones produce asombro, empezando porque, como él mismo ha dicho, se desplazó por su cuenta al aeropuerto madrileño a unas horas intempestivas para recibir a su homólogo de Turismo, del que se declara amigo personal. Chocante es también esta presunción de la relación afectiva de un ministro de una democracia con otro, miembro de un Gobierno sancionado por violar los derechos humanos. Uno puede tener amigos en el mismísimo averno y no alardear de ello de la manera en que lo hace José Luis Ábalos.

Una calamidad de principio a fin.

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