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Elena Fernández-Pello

Ellas solo quieren bailar

A vueltas con la fiesta de los debutantes en Viena: la primera pareja formada por dos chicas y el sonado plantón de Lindsey Vonn

Sophie Grau e Iris Klopfer son dos jóvenes de 21 y 22 años respectivamente, amigas desde la escuela, a ambas les encanta la música y bailar. Especialmente esto último. El próximo 20 de febrero harán historia en la Ópera de Viena, como la primera pareja formada por mujeres que participa en el baile anual de debutantes.

Hay que tener presente lo que estos acontecimientos sociales eran en su origen para apreciar toda la dimensión del gesto de Iris y Sophie y de la propia Ópera de Viena al aceptarlas. La fiesta de los debutantes se instituyó oficialmente en 1935 pero ya desde el siglo XIX se organizaban bailes similares durante la temporada de Carnaval. Eran el gran escaparate de los mejores activos de las familias de la alta sociedad austriaca, sus hijos e hijas, cuando la mejor manera de firmar alianzas y cerrar negocios era el matrimonio.

Sophie e Iris han venido a dinamitar la historia. Ellas dicen que no, que su intención es inocente y que solo son dos buenas amigas que quieren disfrutar del baile: "No se trata de ideología, solo queremos bailar juntas". Hasta que la gente no se lo ha hecho ver, no eran conscientes del alcance de lo que estaban haciendo. O eso dicen. Se presentan como una pareja gay, pero solo en la pista de baile; no mantienen una relación sentimental. Sophie admite que no encaja en la clasificación binaria de los géneros y dice que a veces se pone un vestido y otras prefiere un pantalón y una camiseta, como un chico. Iris apoya a su amiga en todo lo que hace, también en esto, pero ambas insisten: solo quieren bailar. "No es cuestión de género, solo se trata de bailar", vuelven a repetir.

Al hecho de que Sophie e Iris salgan juntas a la pista, sin un apuesto mozalbete que las haga girar y girar y girar, se le pueden dar muchas lecturas. Hay personas a las que no les ha gustado absolutamente nada. Una de ellas es Richard Lugner, un magnate inmobiliario austriaco que tiene por costumbre comparecer en el baile con mujeres célebres, a las que paga por acompañarle. Hasta la mismísima Sophia Loren sucumbió en su día a su poder de persuasión.

Este año, la que iba a ser su pareja, le ha dado plantón. Lindsey Vonn, la esquiadora con más medallas y trofeos de la historia, premiada en la última edición del "Princesa de Asturias", ha dicho que no, que ella no baila al son de un señor que presume de su partenaire mostrando unas fotos en las que aparece desnuda y comentando sus relaciones sentimentales. Así que, o se da prisa en buscar una pareja más dócil, o este año Lugner tendrá que bailar solo.

Con tanta revuelta en torno al baile de debutantes, este mes de febrero va a ser memorable en la Ópera de Viena. Richard Lugner se ha quedado con el paso cambiado con su prepotencia y su falta de sutileza; Iris y Sophie van a disfrutar como nunca -"Debe ser maravilloso bailar en ese escenario icónico", imaginaban en la entrevista que recientemente concedieron al semanario "Der Spiegel"- y el director de la Ópera vienesa, Dominique Meyer, se ha dejado llevar por la música y los aires de los nuevos tiempos y ha zanjado la polémica con un argumento irrefutable: "Ya no estamos en el siglo XIX".

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