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Sol y sombra

Maduro y sus amigos

Lo que hablaron en Barajas Delcy y José Luis es un secreto, ha dicho Maduro. El líder chavista bromea con que no conoce el contenido de las conversaciones, lo cual añade aún más pimienta a este enojoso asunto de desprestigio internacional que sufre nuestra democracia. Mientras tanto, la vicepresidenta bolivariana y el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España se niegan a soltar prenda de lo que compartieron en sus encuentros en la tercera fase. ¿Tenía algo que ver con maletines? ¿Por qué y a qué vino Delcy Rodríguez? ¿Por qué en vez de deportarla o detenerla se le permitió prolongar su escala en el aeropuerto? ¿Cuál es el motivo de que se hayan ofrecido hasta ahora media docena de versiones distintas de lo que pasó? ¿Únicamente la torpeza, o la torpeza y algo más?

Cuando se produjo la visita la ministra de Exteriores se encontraba, al parecer, en Bruselas. Por eso probablemente, fue movilizado el titular de Movilidad que en ese momento tenía un hueco en su Agenda Urbana. ¿Fue por eso de verdad? La jefa de la Diplomacia, González Laya, hizo un intento de zanjar este penoso episodio al que la oposición se agarra para medir su fuerza en el primer asalto de la legislatura. Asegura que las prioridades de este Gobierno en Venezuela son "el apoyo humanitario" y "la búsqueda de un consenso para celebrar elecciones libres", esto último impensable con Maduro y que únicamente se maneja en la doctrina Zapatero, de manera retorcida y claramente inclinada al chavismo. Es decir, sin que ofrezca la menor credibilidad y sí balones de oxígeno para el régimen corrupto y represor de Caracas. La prueba palmaria de que vamos en dirección contraria al mundo libre y por mal camino son las palabras del líder venezolano de que el Gobierno español es amigo de la opresión que él mismo encarna.

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