Nos habían vendido que Barbón tenía enchufe con Pedro Sánchez y que esa connivencia de siglas iba a permitir que no hubiera un apagón en Asturias, con la que está cayendo en chuzos de punta de la tormenta perfecta de la descarbonización, que amenaza con llevar a esta región a una permanente noche negra. Según se van conociendo detalles del Estatuto del Consumidor Electrointensivo, lo que se avecina es otro monumental calambrazo para la gran industria asturiana. Al presidente regional se le han fundido los plomos, mientras las empresas están que echan chispas.
Ya queda un minuto menos para el cortocircuito.
Pensábamos que dentro del Gobierno regional habría alguien a quien en algún momento se le encendería la bombilla e idearía un proyecto encaminado a rescatar con urgencia el talento emigrado, esos genios que está retratando cada semana este periódico en sus suplementos dominicales, jóvenes investigadores que triunfan en empresas punteras e instituciones públicas de Europa y América del Norte, que aguardan no una oferta del Principado sino al menos una llamada de reconocimiento... pero que si quieres arroz, Catalina.
Pretenden reproducir en Asturias el brillante modelo del Ikerbasque, que por cada euro de inversión en rescatar investigadores de prestigio recupera dos, y ni siquiera se han desplazado al País Vasco a conocer de primera mano y con sus propios ojos lo que allí están desarrollando con brillantez y éxito, con otros muchos "cerebritos", tres talentosos asturianos. Y así nos va: aquí a oscuras y perdiendo energía con un Gobierno de tensión baja.
