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Tormenta de ideas

Azaña, el Palacio Real y la Universidad Laboral

De verdad que no doy crédito. Aunque a estas alturas, una ya tenía que estar más que curada de espanto. Pero no, siempre hay algo que todavía me sorprende. La cerrazón de quienes se oponen a que la Universidad Laboral sea conservada y promocionada me parece una auténtica catetada. Afortunadamente, no todo el mundo a lo largo de nuestro devenir histórico se ha puesto a cuestionar el origen de todos los monumentos y edificios grandiosos que pueblan nuestro mundo. Es decir, nos podemos remontar a la época romana, y los hispanos deberían haber derribado desde el acueducto de Segovia hasta el anfiteatro de Mérida, en el que, fíjense si serían dictadores y asesinos los que lo construyeron, mataban a cientos de personas, de gladiadores que luchaban para contentar al pueblo bajo el yugo de la aristocracia más elitista y salvaje que se recuerda.

Tampoco son muy conscientes de que aún, oigan, conservamos como si nada la Alhambra de Granada, la Giralda de Sevilla, la Mezquita de Córdoba... a pesar de que echamos a patadas (por cierto, empezando por aquí la reconquista) a los que la habían construido, estando como estábamos los hispanos bajo el yugo de quienes nos habían invadido y sojuzgado. Ahí están, montones de monumentos que se han conservado por generaciones porque han visto su grandeza, al margen de quién demonios lo haya construido.

Pero miren, no necesito irme mucho más atrás en la historia. Cuando la república hizo que el rey Alfonso XIII se tuviera que ir por pies, podían haberse dedicado, digo yo, a demoler todo lo que significaba realeza, como por ejemplo el Palacio Real, que era sede de todos los reyes que oprimían al pueblo y de qué manera, empezando por la construcción en tiempos de Felipe y que luego continuaron habitando distintos miembros de sangre azul. Pues hete aquí que no solo lo cuidaron, sino que Manuel Azaña, presidente de la República, sentó sus socialistas posaderas donde antes las había puesto la Reina María Cristina, así sin inmutarse, ejerciendo su mandato desde allí y utilizando además como despacho las dependencias que están junto a la capilla del palacio de Oriente. Sin despeinarse.

Ni pensar puedo, lo que le dirían unos cuantos de su mismo partido si estuvieran presentes en aquella época de la Segunda República. Y vamos nosotros, más papistas que el papa, y para un edificio grandioso que tenemos, nos pegamos de leches para ver quién de todos es más progresista dejando que la Universidad Laboral se deteriore, no vaya a ser que alguien proteste por tener una construcción que puede además ser declarada Patrimonio de la Humanidad, que para qué nos sirve, con la de cultura que tenemos que ofrecer a estos turistas que nos salen por los ojos. De verdad, si no lo leo, no lo creo.

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