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Clave de sol

Cincuenta años no es nada

Una mirada atrás en vísperas cuaresmales

Hace exactamente cincuenta años -hablamos de febrero de 1970- publicaba mi antiguo periódico asturiano, de entrada en la primera página, formato sábana, un artículo que fue reproducido en prensa de media España. Artículo más bien provocador y algo imprudente para la época como los hechos posteriores demostraron. Entrábamos en la recta final de la Dictadura, preludio de inminentes cambios, tiempo auroral entonces de la llamada Transición.

Eran años también de agitación clerical aún con la última resaca de la conmoción conciliar del Vaticano II. Días, pues, de transición expectante, de ánimos alterados, de cautelas y audacias, riesgos e incertidumbres. Y en Asturias, recién llegado, un nuevo y joven prelado en la persona de don Gabino Díaz Merchán, quien este mes cumplirá sus primeros 94 años de edad que el firmante desea se prolonguen tras su reciente problema de salud sin duda transitorio.

El aludido artículo -que seguro su autor no suscribiría hoy sin severos retoques- se refería a ciertas alteraciones en varios templos asturianos producidas como reacción de algunos fieles, por las homilías en misas dominicales de Avilés y las cuencas mineras del Caudal y del Nalón, al grito de "¡Queremos Evangelio!". ¿Cuáles eran sus conceptos?

Recordemos algunos párrafos de los reproducidos en varios periódicos españoles y en los resúmenes de prensa propios de la época que interpretaron la sin duda algo imprudente osadía del comentario. El artículo se abría con una cita del profeta Oseas (Os. VI, 6): "Más quiero la misericordia que el sacrificio" y, entre otros, recogía estos párrafos:

"Para muchos, Evangelio vale por vida tranquila, predicación de verdades abstractas, relatos de hace dos milenios en un lejano país oriental y la promesa de otro mundo cómodo a cambio de unos ritos y si acaso con un taller de reparaciones para caso de averías (?). Ayer asistíamos a una sencilla homilía en la misa del cura de mi barrio entre cantos juveniles y sones de guitarras (?) El sacerdote no pasó de largo como aquel que bajaba de Jerusalén a Jericó, sino que se detuvo ante los problemas sociales de la hora tal cual el samaritano que atendió al herido. Ya es hora de que algunos curas dejen de increpar a los cristianos por flaquezas intuidas y tomen conciencia de su decadente proyección social".

Hubo polémica y bastante dura. Hoy todo ha cambiado, los problemas son otros y, en definitiva, los cristianos ya somos un reducto en el que, por su exigüidad, difícilmente cabría la división de opiniones. Eran otros tiempos y, por supuesto, otros cristianos, hoy menos en número pero es posible que más auténticos y unidos por necesidad.

Puede que hoy tuviera menos sentido este enfoque, el choque entre una Iglesia tradicional, de posguerra y masiva de prácticas, de mucha liturgia y procesión, con la actual mucho más reducida, minoritaria y diríamos expectante aunque con vocación expansiva. Pero sí en cambio con la necesidad de un revulsivo ante las amenazas de una larvada persecución que se nos viene encima y que en definitiva es lo de siempre con las características propias del tiempo.

Medio siglo nos contempla. La pregunta es si éramos más o menos auténticos los cristianos de antes o los de ahora. Lo cierto y verdad es que, a estas alturas uno se da cuenta de que, pese a que ese medio siglo ha pasado más fugaz que los menos años de antes. Nos parece a los mayores que estamos en otro mundo en verdad muy diferente.

Valga esta mirada atrás en vísperas cuaresmales y también carnavalescas.

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