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Alberto Menéndez

Morán y el PSOE asturiano

La relación nada estrecha del político con la cúpula socialista regional en la Transición

La relación de Fernando Morán con el PSOE asturiano fue esporádica y nada estrecha, salvo en momentos muy concretos, sobre todo uno: la campaña electoral de los comicios parciales al Senado del año 1978. Fue la primera vez que el Partido Socialista ponía una caravana electoral al servicio de un candidato y tal honor le correspondió a Fernando Morán. Y no fue nada fácil para quienes fueron designados sus colaboradores. Sin paciencia no había nada que hacer, coinciden en señalar todavía ahora quienes lo conocieron entonces y le acompañaron por toda la región.

Aunque natural de Avilés Fernando Morán cayó políticamente en la región, en la Federación Socialista Asturiana, procedente de Madrid, de las filas del Partido Socialista Popular (PSP) que encabezaba Enrique Tierno Galván. Lo hizo a raíz de un acuerdo entre las direcciones federales de ambos partidos. Llegó de forma improvisada, tras la dimisión imprevista del senador comunista Wenceslao Roces. Intensa, muy intensa, fue la campaña puesta en marcha por un muy exigente Fernando Morán. La persona que había puesto el PSOE al frente de dicha campaña presentó varias veces la dimisión, incluso en dos ocasiones en un mismo día, aunque nunca se la aceptaron. Al final Fernando Morán salió elegido senador.

El político avilesino movió Roma con Santiago para ser incluido en la lista del PSOE al Congreso por Asturias en las elecciones de 1979. Pero no lo logró. La dirección regional del partido se opuso tajantemente. Consideraba muy poco serio no aprovechar el arduo trabajo realizado por el partido sólo un año antes con ocasión de las elecciones parciales a la Cámara alta.

Fernando Morán estaba convencido de que tras las elecciones de marzo de 1979 el PSOE y UCD iban a estar condenados a entenderse y que en esa situación entraba dentro de la lógica que los socialistas (con Adolfo Suárez como presidente del Gobierno) se hiciesen cargo del ministerio de Asuntos Exteriores y que él ostentase uno de los cargos de máxima responsabilidad del departamento. Esa era una de las razones que argüía para promocionarse como candidato al Congreso.

En los comicios de 1982 Fernando Morán dejó definitivamente de formar parte de las candidaturas de los socialistas asturianos, aunque él lo volvió a intentar como lo había hecho en 1979. Era su obsesión. Por último, la dirección federal del PSOE le colocó como número uno de la lista al Congreso por Jaén. Por supuesto, logró escaño en la Cámara baja y tras la cómoda victoria electoral de Felipe González fue elegido por éste, ahora sí, ministro de Asuntos Exteriores, el ministro encargado de firmar la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea. Luego también fue eurodiputado y candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid en 1999, ya sin apenas contacto con los socialistas asturianos. Eso sí, según coinciden en señalar todos aquellos dirigentes regionales del PSOE que lo trataron nunca rehusó participar en todos los actos del partido a los que se le llamaba. Del tipo que fuera. Siempre daba la cara, destacan. Como un mitin de 1983 en Langreo, cargado de incidentes, en el que, acompañado de su mujer, se negó a salir por la puerta de atrás del local y lo hizo por la principal haciendo frente a empujones y abucheos de los manifestantes.

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