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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Vigencia de las leyes de la selva

Transcurren los milenios pero a pesar del peso incontenible de la evolución el poso del pasado reptiliano y cazador se mantiene. Por muchos motivos y suficientes evidencias, cabe colegir que la especie humana se rige por las mismas normas que gobiernan el día a día de la naturaleza: la secular dialéctica entre depredadores y presas, entre poderosos y débiles, entre perseguidores y perseguidos. Salvo que con el paso de los siglos las normas inquebrantables de la selva han sido sustituidas por las leyes salvajes del mercado.

Los modelos demográficos del mundo rico y del pobre y las relaciones de las clases pudientes con las desfavorecidas no difieren de lo habitual en el ámbito de los vertebrados: a) La esperanza de vida de las presas es menor que la de los depredadores. b) En las presas, la probabilidad de supervivencia es menor desde edades muy tempranas, mientras que en los depredadores se mantiene alta hasta edades avanzadas. c) Las presas son mucho más prolíficas que los depredadores.

Trasladen estos tres preceptos incontestables a la actualidad, revisen los titulares de prensa y los arranques de los noticieros televisivos y reconocerán que se cumplen al dedillo.

La brutal violencia de género es demostración evidente de esa dialéctica de poder antediluviana, pero no solo. Comprobarán sin duda, si realizan ese ejercicio de traslación que se les propone, cómo en el mundo de la política, de la economía, de las finanzas e incluso del deporte, capitalismo sofisticado con apariencia de modelo social integrador y solidario, el pez grande casi siempre devora al pequeño y utiliza sin pudor ni remordimiento la espina de la víctima como mondadientes. Qué razón albergaba Hobbes cuando reflexionó que el hombre es lobo para el hombre. Y león, y tiburón, y buitre carroñero incluso.

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