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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Bultos sospechosos

Alguna calle y cierta plaza que parecen tener un subsuelo inestable

Ha cumplido por estas fechas su medio siglo la escultura dedicada a la madre del emigrante situada en el Rinconín de nuestra villa marinera. Mi abuela le tenía especial cariño, al sentirse ella, con razón, madre de emigrante por tener un hijo con toda su familia trabajando allende los mares. Era, con todos los merecimientos, una madre de emigrante y sentía el monumento como algo muy suyo, por lo que seguía con especial atención las noticias que sobre su aprobación consistorial, construcción, instalación e inauguración se publicaban en los periódicos de aquellos días. La escultura, que representa a una mujer con el brazo extendido hacia el horizonte y sus cabellos movidos por el viento, rápidamente fue bautizada como "la Lloca del Rinconín", mote que a mi señora abuela no le gustó ni un pelo. Pero ahí la tenemos cincuenta años después, cara al Cantábrico por donde se iban quienes no tenían más remedio que abandonar su tierra natal en busca de mejor fortuna. Tal escultura debería ser suficiente, en estos tiempos de insolidaridad con quienes pretenden entrar en Europa en busca de mejores condiciones de vida, para comprender del lado de quién debemos colocarnos.

Por su parte, aniversarios felices aparte, la vida consistorial sigue su curso. Por ejemplo, varias asociaciones que se preocupan por los animales siguen dándole vueltas a lo que ocurre en el albergue de Serín. Dicen que la disparidad de cifras en el último informe hecho público últimamente pone de manifiesto la inexistencia de una cierta falta de control y, a la par, alegan que la aparición de un nuevo epígrafe de "animales acogidos", que no figura en las cifras en las cifras de Transparencia muestra un "ánimo de enmascarar las cifras reales", porque un animal acogido no puede contabilizarse como salida ya que sigue perteneciendo al Consistorio y simplemente no está físicamente en el albergue. Es como si para la primera autoridad que nos ha tocado procedente de Carbayonia le importase un comino el bienestar animal en la localidad, a la vista de la lumbrera que ha puesto al frente de dicho negociado.

Pero qué vamos a esperar de una ciudadana que, por no conocer, no conocía sobre qué suelos está construida la ciudad y que términos como el Humedal o La Arena no tienen mayor significado histórico y que igual se hubieran podido denominar las Huertas y el Melonar. ¿Se habrá molestado en estudiar o siquiera mirar por encima algunas publicaciones sobre la historia local? Ahí nos queda la duda, pero no darle importancia a los hundimientos o abultamientos en El Humedal y la plaza de Europa y dilatarlo todo a un estudio del subsuelo es reconocer que poco se conoce de lo que para tantos es de sobra conocido.

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