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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Financiación, palabrería, milagrería

Las reclamaciones financieras de las comunidades autónomas

La financiación de las comunidades autónomas es una de las cuestiones más peliagudas a que se enfrenta el conjunto del Estado. Unas autonomías de las del régimen común vienen estando claramente mal financiadas, mientras otras lo están correctamente o un poco por encima de la media. Las comunidades con régimen foral, País Vasco y Navarra, tienen una situación hacendística excepcional y, además, el País Vasco ha venido poseyendo siempre una gran capacidad de presión para una cada vez mejor financiación. Es tan complicada la situación que los sucesivos gobiernos han venido aplazando una reforma que tenía que haberse realizado en 2014.

Cuestiones coyunturales, además, han complicado la situación financiera de las autonomías, tal el impago por el Gobierno Central de 2.500 millones de euros correspondientes al último mes de 2017. Además del "pufo", el Ejecutivo ha ido trampeando la situación con declaraciones engañosas a lo largo de un año. En todo caso, frente a él se han alzado a comuña autonomías del PSOE y del PP, algunas de las cuales han empezado un proceso ante los tribunales para exigir el pago.

Pero la obligatoria y necesaria reforma del sistema de financiación tiene tres parámetros fundamentales. El primero, la desigualdad de los sistemas forales y la capacidad política de Euskadi, a la que se van a sumar ahora las concesiones que se harán a Cataluña (con ningún efecto positivo sobre la reclamación de independencia, por otra parte). El segundo es estructural: el distinto costo de los servicios en razón de variables como la dispersión de la población y su envejecimiento. En este sentido, determinadas comunidades exigen una financiación en virtud del número de habitantes; otras, tal la nuestra, Galicia, las dos Castillas, La Rioja y Aragón requieren que se tenga en cuenta el coste real de los servicios, es decir, utilizando parámetros como los que acabamos de citar.

¿Y cómo se mueve Asturies ahí, en realidad? Pues como los más valientes y exigentes. Nuestros abogados preparan un "requerimiento previo a la vía judicial" y doña Ana Cárcaba, nuestra consejera de Hacienda, manifiesta que "Asturias peleará por aproximar su financiación al régimen foral" (LA NUEVA ESPAÑA, 01/3/2020).

Atención. Arrectis auribus. Pongamos el oído atento. ¿Ha dicho algo el PSOE asturiano sobre los privilegios que sus conmilitones van a conceder a Cataluña o sobre la financiación extraordinaria que viene recibiendo esta del Gobierno de don Pedro, antes, y después del apostolado, ahora? ¿Oyen ustedes algo? Porque ahí va a radicar una de las dificultades para establecer un sistema equitativo. ¿Y sobre la desigualdad que provoca el régimen foral, o mejor, las concesiones que se realizan en la negociación de los cupos? ¿Oyen algo? Bueno acaso algún tímido susurro de aceptación resignada. ¿O, aunque en principio no es financiación, sobre la desigualdad que entraña la gestión de la Seguridad Social por Euskadi? ¿A que no?

¿Irán a juicio contra su colega Pedro y el colega de este, Pablo? Si acaso, los últimos, y veremos. De modo que su valentía y exigencia no parecen más que palabrería y ocultación de su sumisión.

He dicho arriba que la reforma del sistema de financiación tiene tres parámetros fundamentales, pero no les he expresado el tercero. Relean las palabras de doña Ana: "Aspiramos a aproximarnos al régimen foral". ¿Y eso qué significa? Pues lo mismo que "exigen" todas las comunidades autónomas: no solo una financiación igual o justa, sino, sobre todo, más dinero. "Eso ye poco, ye poco" proclamarán una y otra vez todos los gobiernos autonómicos, al igual que, en un monólogo de Rubén Sánchez Vicente, proclamaba el viejo que pedía reiteradamente más castigo del que se proponía para el llobu del Pedrosu, que habían capturado. "Eso ye poco, ye poco".

¿Y de dónde va a salir ese dinero? ¿Del Gobierno? ¿Del burru cagarriales? Saben ustedes la respuesta: saldrán de nuevos impuestos y de subir más los que existen. "Eso ye poco, ye poco", dirá también el Gobierno con cada nuevo apretón recaudatorio.

Es decir, no se engañen, saldrá de sus bolsillos, esto es, de sus costillas, en sentido literal, no metafórico-adánico. (O costillos, pour être à la page).

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