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El Camino de Cunqueiro

Sobre la recopilación de artículos del literato gallego recién publicada por Miguel González Somovilla

La Fundación José Antonio de Castro patrocina un proyecto cultural que, en el ámbito editorial, no tiene rival en España: la Biblioteca Castro, en la que se publican las obras de las figuras más representativas de nuestra literatura de todos los tiempos.

Los libros, encuadernados en tela estampada en oro y con inconfundibles sobrecubiertas plastificadas, con un papel suave como el de una biblia y de color hueso, agradable tipografía Baskerville y unas cintas de registro, son de lo mejor que pueda hallarse en una librería.

El último volumen publicado lleva por título "Al pasar de los años. Artículos periodísticos (1930-1981)". Se trata de una recopilación de escritos del literato mindoniense Álvaro Cunqueiro que Miguel González Somovilla, natural de Arriondas y figura destacada del mundo de la comunicación, se ha preocupado de seleccionar y editar. Doscientos, de unos veinte mil.

El compilador y la Biblioteca Castro nos entregan este haz de escritos cuando ya están en marcha los preparativos para la celebración del inmediato Año Santo Compostelano 2021. Al viandante del Camino de Santiago le servirán de vademécum aquellos en los que Cunqueiro refirió sus impresiones sobre los lugares que visitó cuando hizo el Camino desde Francia hasta Compostela en coche y en compañía de un fotógrafo. Las publicó, en octubre de 1962 y en junio de 1964, en el diario "Faro de Vigo".

González Somovilla ha agrupado esos relatos bajo el título "Por la ruta jacobea" y yo le sugiero que los extraiga para hacer con ellos un libro que le sirva de lectura al peregrino. Se pueden añadir otros de las restantes secciones que componen la obra. Los hay sobre el mapa de Galicia, el mar que la rodea, el arte coquinaria, los ángeles y los santos, que surtirían de aproximaciones nuevas a las ya conocidas gracias a ediciones anteriores de "Por el camino de las peregrinaciones" y "Camino de Santiago. De Roncesvalles al Cebreiro".

Y si es que se hace algo, sea lo que sea, la piedra angular que haya de sostener el conjunto debe ser la declaración que Cunqueiro publicó, en julio de 1948, en un número de "La Noche", con el título "Eterna Compostela", ciudad en la que "aún hay ojos abiertos para el milagro, ojos que viven en pleno misterio con vivacidad". El artículo es una pieza literaria breve y enjundiosa, una gema engastada en el cerne del libro.

Al transitar las páginas escritas por Álvaro Cunqueiro con su máquina Smith Premier 10 de doble teclado, heredada de su padre, y agavilladas en este libro de deliciosa lectura, sobreviene un sentimiento de orfandad, porque ya no existen bardos de esa escuela y tradición, que enseñen a mirar, a decir y a cantar con los ojos y las voces de antes. "Nas feiras ogano non se merca outro tempo igoal" (En las ferias hogaño no se compra otro tiempo igual).

Álvaro Cunqueiro sigue regalándonos el espíritu con esa suerte de bálsamo revitalizador de los sentidos, que en los días de su vida mixturó para solaz de lectores coetáneos en el pomo de la prensa periódica, y ahora nos llega, merced a esta edición reciente de la Biblioteca Castro, de la mano de Miguel González Somovilla, deleitándonos y dejándonos las citas de dos autores predilectos de Cunqueiro, que nos hacen más fácil el adentramiento en su "forma mentis".

Una es de Léon-Paul Fargue, la cual da razón de su precisión en el uso de la lengua: "Hay que escribir caro, muy caro, como si cada palabra costase todo lo que ha vivido y vive detrás de ella". La otra, "pars pro toto", se inspira en un verso de Lucie Delarue-Mardrus: "Todo el aroma de mi país está en esta manzana". Certeras ambas, sí, mas desarrollarlas en su íntimo significado, aun siendo esenciales, como Álvaro Cunqueiro las entendía, nos llevaría no sé cuántas primaveras.

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