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Para cambiar

Síntomas e indicios

Las escasas salidas laborales existentes en la región

Síntoma significa indicio de cierta cosa; casi siempre mala. En este caso, con el título, me refiero al sinónimo: premonición o indicio de circunstancias adversas.

He decirles en honor a la verdad que el contenido de esta nota era para ponerles de relieve que esto del coronavirus ha dejado en pelota la globalización y puesto en evidencia la fragilidad de un mundo económico interdependiente basado en el consumo salvaje. Además, yo creo que nuestro planeta, que está siendo maltratado por la superpoblación, la explotación masiva de recursos, la contaminación derivada de ese exhaustivo sistema de producción y las desigualdades del reparto de la riqueza, se defiende de todos estos desmanes a que lo estamos sometiendo y se autoprotege por medio de facilitar que se abra paso la vida de un mundo desconocido como los virus y las bacterias.

¿Sabían ustedes en qué medida la cadena de plásticos que nos invade ha llegado a nuestra ingesta diaria de alimentación? No me estoy refiriendo a las bolsas y los envases que traen nuestros alimentos cuando los compramos; no, estoy diciéndoles que estamos comiendo plásticos en grandes cantidades. Si tenemos en cuenta los microplásticos (partículas inferiores a 5 mm) y los nanoplásticos, las que no llegan a 0,1 micras, cada ser humano en la actualidad, está ingiriendo el equivalente a 21 gramos al mes y a comer unos 250 gramos de plástico de media cada año. Para hacerme entender, es el equivalente a comer una tarjeta de crédito a la semana, una percha al mes o 29 botellas de plástico de medio litro al año. Así que no nos debe extrañar que nuestro planeta se remonte y facilite que se abran paso situaciones dramáticas y extremas de la mano de cambios climáticos y virus que pongan en peligro nuestra existencia.

En esta cuestión iba yo a profundizar con este articulito, cuando leo en LA NUEVA ESPAÑA que 4.984 personas (según me cuentan, mas de la mitad son jóvenes de menos de 35 años) acudieron a un macroexamen convocado por Emulsa -Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón- para conseguir una plaza de "empleo temporal" de peones barrenderos y peones de jardinería. En total se seleccionarán 750 personas para la primera categoría y 250 para la segunda, aunque su elección no genera ningún derecho de contratación, sino la posibilidad de ser llamado en algún momento para tareas de refuerzo.

No me he resistido a escribir un comentario sobre esta circunstancia y, aunque les confieso que no tengo nada en contra de estos operarios que me inspiran todo respeto, y los que veo prestando sus servicios en la calle tienen muy buena pinta y educación y su labor es encomiable, pero la asistencia masiva a las mencionadas oposiciones significa que hay escasas posibilidades en Gijón y en Asturias de conseguir un empleo de mejor cualificación. El perfil académico de los opositores no lo conozco, pero estoy seguro que, entre ellos, hay bastantes con formación media y superior. Da la casualidad que ese mismo día leo también en LA NUEVA ESPAÑA que en la última década, Asturias perdió 6.624 autónomos, mas que el total de la plantilla de Arcelor.

Estos hechos, son una pequeña parte del reflejo de la realidad de una región con escasas salidas laborales para los jóvenes que tienen ilusiones y entusiasmo por labrarse una vida razonable en su tierra y se ven en la necesidad de acabar emigrando. Supongo que los anteriores y actuales dirigentes políticos de Asturias, ante esta situación, siguen durmiendo apaciblemente sin percatarse del daño que ha causado y sigue causando a los ciudadanos su incapacidad de gestión. Claro que la culpa es de quien los vota.

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