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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Lo que nos va a costar

Las cosas a las que tendremos que acostumbrarnos durante la cuarentena

Va a costar un tiempo renunciar a los abrazos, al cruce educado de las manos; a la ternura infinita de los besos; a disfrutar de los efectos saludables de la calle; a saborear la vacuna salvífica de la amistad en el bar de siempre; a elevar la copa para celebrar el triunfo de nuestro equipo, sumido también en cuarentena; a reunir a la peña glotona a mesa y mantel...

Va a costar un tiempo acostumbrarnos a contemplar desde la ventana un escenario inerte de calles vacías; a no poder quedar a destiempo a tomar un café; a renunciar al estreno de una ópera; a una tarde de domingo lluvioso en el cine; a un viaje imprevisto a la Toscana; a una visita sorpresiva a los padres ancianos, que dormitan su silencio a cientos de kilómetros de distancia...

Vaya si va a costar entregar el alma de las conversaciones íntimas al hielo tecnológico de un teléfono móvil; someterse al aburrimiento de no hacer nada; sucumbir al sopor de sentirse el peón de una partida de ajedrez que disputan el planeta y un virus negro que juega con blancas...

De un día para otro ya no nos quedará ni el peluquero que seccionaría a tijeretazos el balance de infectados y muertos; ni la dependienta de la tintorería, que no nos marcará como suele, con ingeniería de tiralíneas, la raya del pantalón del traje. Suerte que persiste la cajera del supermercado que, amablemente, nos acercará, con un guante de látex, el próximo vale de descuento; y la auxiliar de farmacia que nos preguntará, y no sabremos responderle, si es de 5 o de 10 miligramos la receta del Amlodipino...

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