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Camilo José Cela Conde

Sanitarios

La importancia de la sanidad pública en España

A las diez de la noche del sábado pasado los vecinos de Madrid aplaudieron y agitaron telas blancas desde las ventanas y balcones en homenaje a los sanitarios que atienden la epidemia de coronavirus, médicos y enfermeras -así se llaman ellos mismos- sobre todo de urgencias y de las unidades de UVI, pero también internistas y cirujanos que, con mucho menos trabajo ahora que la epidemia llena los hospitales, se ofrecen como voluntarios para ayudar. Fue emocionante, en especial para aquellos que recibían el aplauso, pero también para cualquiera que sea consciente de lo que supone la sanidad pública en España.

El alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, propuso que el homenaje se repita cada noche mientras dure la crisis. Eso está muy bien, pero estaría aún mejor que se recordase que Esperanza Aguirre, siendo presidenta de la Comunidad de Madrid, intentó privatizar los hospitales públicos y, para ello, echó a la calle de entrada a la cuarta parte de los médicos y las enfermeras. Por fortuna, un juez paró semejante disparate, pero no se volvió a contratar a los que habían sido expulsados, con lo que, desde entonces, la sanidad pública madrileña quedó en un estado de precariedad alarmante. Pues bien, son esos mismos sanitarios, carentes de personal y de medios de protección -las mascarillas FFP2, de diez horas de vida útil, se usan varios días porque no hay más-, los que están luchando contra la epidemia. Ninguno de los sucesores de la señora Aguirre ni en la Alcaldía ni en la Presidencia de la Comunidad de Madrid hicieron nada por revertir la situación de carencia continua en estado de normalidad; tampoco ahora que el lobo ya ha llegado.

Con un añadido interesante. Los diarios han ido publicando las listas de ingresados por COVID-19 en todos los hospitales y clínicas de Madrid. El 100% de los públicos contaba con tantos infectados que sus camas quedaban saturadas. ¿Saben ustedes cuántos estaban ingresados en las clínicas privadas? Ninguno hasta hace una semana. Los negocios privados mandan a la sanidad pública a los sospechosos de tener el virus. No son negocio, sino engorro. Y me pregunto qué sucedería si la señora Aguirre hubiese triunfado. ¿Se habría enviado a los enfermos a otras comunidades autónomas hasta el estado de alarma, o a la tumba, sin más?

Como se sabe, tanto Esperanza Aguirre como Martínez-Almeida pertenecen al Partido Popular. El Partido Socialista criticó en su día con una dureza que le honra la cacicada de la señora Aguirre. Pero cuando ha estado en sus manos enmendar el despropósito tampoco ha hecho nada por revertir la situación de carencia. He leído en detalle el decreto que declara el estado de alarma en España y en él no figura ninguna medida encaminada a recuperar los sanitarios perdidos en Madrid. Además de aplaudir a los médicos y las enfermeras, igual era cosa de darles los medios que les faltan.

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