La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La cuarentena

Recuerda Nochebuena

Y ahora que usted está construyendo su encierro cuqui, haciendo por las tardes pastelitos de limón con nueces de macadamia; ahora que toda la familia practica sus estiramientos matinales y pequeños y mayores hacen juntos los deberes y luego juegan al corro de la patata en el salón y comen ensalada en la cocina, tengan todos bien presente que las estadísticas dicen que hay que empezar a preocuparse. Porque si pones a la gente muy junta y a quererse mucho tiempo, el tema suele acabar como atardeció aquel día en Puerto Hurraco, a cartuchazos. Las estadísticas enseñan, por ejemplo, que después de las vacaciones se disparan los divorcios. Eso es porque quienes dicen que se aman tienen que ponerse a predicar con el ejemplo. Y una cosa es quererse y otra soportarse. El roce suele destrozar el cariño.

Y recuerden también Nochebuena, esa olla a presión familiar, otro experimento social como el que estamos viviendo. Recuerden lo que pasa en Nochebuena, cuando la cosa empieza con muchos abrazos, jersecitos de renos y papanoeles, con sabor a feliz reencuentro degustado con lo que vas picando mientras se hace la cena y vas cogiendo el puntín. Pero luego se va caldeando el tema y en los entremeses ya se te atraganta un primo; con la sopa tu tía te produce acidez y cuando ponen el solomillo, el hijo de tu hermano te parece lo que siempre te pareció su madre: un ser prescindible. Al postre, agradeces que te hayan retirado el cuchillo de la carne para no tener nada a mano con lo que ajusticiar a tu cuñado. Recuerden Nochebuena y cuando sientan esa ira, sí que deben salir urgentemente al balcón. A gritar pa no liarla.

Compartir el artículo

stats