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Tormenta de ideas

No puedo quedarme en casa

Apoyo para controlar el pánico y mitigar la ansiedad y el miedo

Aquí estamos. No en casa, porque no podemos. Porque somos un centro sanitario que cuida esa salud de la que nadie habla y que es ahora más necesaria que nunca. La salud mental. Nuestra labor es hoy, más que nunca, imprescindible y necesaria, porque de esto no saldremos indemnes. Lo hacemos presencialmente en aquellos casos graves que requieren nuestra presencia y telemáticamente cuando podemos. Pero aquí estamos. Y salimos a aplaudir cuando oímos el tronar de las palmas a las ocho en punto de la tarde para dar las gracias a todas esas personas que no "pueden" quedar en casa, como nosotros. Y no es que nos apetezca salir, es que somos necesarios, tenemos que estar presentes, para amortiguar ese otro dolor invisible, que no tiene que ver con la tos ni con la fiebre, pero que es absolutamente incapacitante.

Hoy cientos de miles de personas están necesitando nuestra ayuda para controlar el pánico, para mitigar la ansiedad, el miedo que paraliza y contagia. El pesimismo, el no ver la salida después de esta pesadilla, porque además de la resaca emocional, que la habrá con muchos casos de estrés postraumático entre otras muchas patologías, se tendrán que enfrentar a la resaca económica, y eso angustia y mucho a la inmensa mayoría de las familias de este país. Porque muchos de ellos no cobrarán el sueldo completo, porque les han hecho un ERTE, porque muchos pequeños empresarios tendrán que cerrar sus negocios, mientras ellos, los que nos manejan, no se quitarán un solo euro de ese sueldo que no merecen, porque se han ido a su casa, a no trabajar, estas últimas semanas en la que han estado más fuera que dentro del Congreso y que yo sepa, nadie ha dicho: "no trabajas, no cobras".

Y salgo al balcón de la calle Corrida a aplaudir a los soldados, guardia civiles, policías? Cuerpos de seguridad tan cuestionados, tan denostados en este país, en tantos sitios, y que son los que al final se enfrentan a la muerte, aunque su enemigo no lleve metralletas. Aplaudo a los empleados de los supermercados, a los que recogen la basura, a los taxistas, a quienes trabajan en geriátricos, a los periodistas, y por supuesto a los sanitarios, desde el primero al último, porque ellos no pueden quedarse en casa y porque quienes gobiernan no han sabido atajar a tiempo esta crisis y se encuentran desbordados. Después nos quedará la resaca política. Estoy deseando ver si se carga a unos cuantos.

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