La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Myriam Mancisidor

En casa con Selva y Mikel, diario de un aislamiento en familia

Myriam Mancisidor

Pingüinos en la montaña rusa, por Myriam Mancisidor

Myriam Mancisidor

Como una montaña rusa. Así fue el día de ayer. Nos levantamos más o menos bien, relajados. Y eso que llevamos un par de noches que nos cuesta coger el sueño, como si la intranquilidad quisiera hacer trío. Desayunamos tan contentos, con la buena nueva de que la recién nacida muela del juicio de Vicen parece que ha vuelto a la cuarentena.

Sin prisa, pero sin pausa, decidimos que era el momento de repasar las tareas del cole, las más "prestosas". Nos pusimos manos a la obra y de un cartón de papel higiénico, sí, de esos que tanto se cotizan, fabricamos un pingüino que Selva decidió llamar "Panga". Ella sueña ya con llevarlo al cole y enseñárselo a su profe.

Entre cartulinas y pistolas de silicona (materiales que empiezan a escasear peligrosamente en este hogar), nos llegó la noticia: el aislamiento se prolonga quince días más. Era de prever, pero el anuncio oficial parece que hizo pupa donde duele. Si todos fuéramos un poco más cautos, un poco más fieles con nosotros mismos?

Pero con dos niños en casa que no suman siete años las preocupaciones hay que meterlas en harina. Así que decidimos hacer unas videollamadas a cuatro bandas. La primera, con la familia de Valladolid, a la que hace ya varias semanas que no vemos y donde tenemos a un recién nacido que parece que quiere hablar. La segunda, con la familia de Muros: la prima Julia estaba practicando zumba, Edu enredando, "Titi" intentando acertar a darle al "ok" de su móvil? El aislamiento compartido no es tanto aislamiento.

A la vez el teléfono móvil se "calentó". Entre mis amigos empezaron las broncas propias de un grupo de colegas: uno al paro, otro autónomo, otro hotelero, otro con un ERTE?. Así que por ponerle un poco de gracia a la cosa optamos por hacer un desfile de disfraces vía Whatsapp: a las 18.29 horas había que enviar una foto caracterizado de otro del grupo. La historia dio de sí...

Durante el día, y esto fue lo más mágico, en el grupo de madres y padres del colegio de Selva se lanzaron un montón de audios, tantos como niños. Todos deseaban un feliz día a sus compis, todos se decían que se querían, todos se explicaban lo que se echan de menos? ¡Campeones!

La noche se echó encima otra vez, y ya van diez días sin cruzar el umbral de la puerta. A las ocho volvimos a aplaudir: "Mamá, por vosotros", apuntó Selva. Yo el aplauso se lo hago extensivo a todos los padres: ¡Ánimo! Ahora sí que sí.

Compartir el artículo

stats