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Myriam Mancisidor

En casa con Selva y Mikel, diario de un aislamiento en familia

Myriam Mancisidor

Preparados para el Circo del Sol

Otro día más, el catorce. Esto me recuerda a cuando hicimos el Camino de Santiago en bicicleta: cada pedalada nos acercaba a la meta, ¡pero qué duro se hacía subir las cuestas!. Como no podía ser de otra manera el reloj interno de mis hijos, y del que ya hablamos, sonó antes de las ocho. Una hora después estábamos enfrascados delante del ordenador dibujando a Epi, el de "Barrio Sésamo", para una tarea del cole. Nunca sabemos el valor de lo que tenemos hasta que no lo tenemos: en este caso una impresora.

En estas, y mientras Selva coloreaba, recibí un mensaje en el móvil que me hizo reír mucho: "Si consigues teletrabajar y acceder al material online de la app del cole mientras tienes que dar de comer, conseguir que estudien y mantener vivos a varios menores te convalidan Teleco y te llaman para el Circo del Sol". Siempre es bueno abrir ventanas al mundo laboral con la que se avecina?

Entre pintar a "Epi", hacer números y letras, en el colegio nos propusieron leerle a Selva el libro "Coronavirus no es un príncipe (ni una princesa)" y charlar unos minutos con ella acerca del virus. Selva lo tiene claro: "El coronavirus ha cogido cosas de muchos virus que tuvimos otras veces en la garganta, en los oídos?". A falta de datos científicos que avalen su argumento, Selva me ha convencido de nuevo. También pintó al coronavirus e hizo no uno sino cuatro, uno para cada uno de la familia. Ojalá esa pintura sea lo más cerca que veamos al "bichín".

Después de todo esto el reloj marcaba las once. A falta de media hora para la primera reunión virtual del día con mis compañeros de trabajo aprovechamos para jugar. Luego Vicen tomó las riendas de la casa y yo me puse al ordenador no sin interferencias infantiles, aunque menos que el martes. A la hora de la comida jugamos un buen rato, y la tarde transcurrió con relativa calma. Selva y Mikel están cada día más mimosos, y reclaman mucha atención. Yo teletrabajé, leí infinitos whatsapp, respondí Telegram, seguí algún hilo de Twitter, comprobé cómo iban las cosas por Facebook, colgué a mi hermana vía Skype? Un día más.

Al atardecer volvimos a la ventana. Selva cada día aplaude más fuerte y Mikel la acompaña. Los dos se ríen a carcajadas. Esa risa da fuerza, es el antídoto para un nuevo día en casa, el 15.

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