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Myriam Mancisidor

En casa con Selva y Mikel, diario de un aislamiento en familia

Myriam Mancisidor

Hace falta más rock and roll

Selva lloró en sueños. Es la segunda noche que solloza dormida. La mañana también empezó con lágrimas: porque en un huevo de chocolate que teníamos por casa le salió un juguete repetido, porque Mikel le quitaba la armónica, porque no encontrábamos su botella de agua, porque el calcetín se le arrugaba entre los dedos? Selva y Mikel empiezan a notar que llevan 15 días en setenta metros cuadrados, siempre los mismos setenta. Los juegos que hace una semana eran superdivertidos ya no lo son tanto y nosotros, también es verdad, cada veinticuatro horas que pasan notamos la cabeza algo más lenta para esto de inventar distracciones. Pero esto continúa y vamos a intentar hacerlo lo mejor que sepamos.

Después del desayuno llegó la hora de las tareas del cole. Las mandan los lunes, miércoles y viernes. Ayer tocaba escribir números, y a Selva los números le animan mucho más que las letras. Así que eso de tener que escribir del 1 al 15 fue el subidón mañanero. Trabajó duro mientras mamá hacía lo propio al ordenador y Vicen se esmeraba en una limpieza a fondo de los armarios de la cocina. Mikel jugó por los demás con un puzle gigante e hizo de la lavadora su particular nave espacial. Creo que el pequeño tiene menos conocimiento de lo que está pasando a su alrededor, y la verdad es que me alegro.

Para comer preparamos unos mejillones. ¡A Selva le encantan! Luego le dejamos un rato la tableta donde le hemos bajado unas aplicaciones de jugar, colorear, cantar? Y es que por la tarde tocaba clase de ballet online y ya se iba a mover de lo lindo. Para el entreno se tuvo que poner una falda larga y con vuelo, y como no teníamos la tuvimos que improvisar así de aquella manera. Tras la clase, a la ducha. La hora del baño siempre es un buen momento para Mikel y Selva: no hay pato, vaca o burrito de goma que no se sumerja con ellos unos minutos. Luego, claro, toca recoger el Arca de Noé.

Vicen volvió otra vez a hacer de madre y padre mientras yo apuraba líneas. Sacó a los peques a la ventana, otra vez a las ocho. Otra vez aplaudieron e hicieron sonar la gaita mientras un vecino bailaba en su balcón el "Rock and roll" de Led Zeppelin: "It's been a long time since I rock and rolled, It's been a long time since I did the stroll" (Hace tanto que no bailo rock, hace tanto que no doy una vuelta por ahí?).

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