La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En casa con Selva y Mikel, diario de un aislamiento en familia

Nos hemos perdido, por Myriam Mancisidor

Hemos perdido la cuenta de los días que llevamos en casa, que pueden ser unos dieciocho. También nos hemos perdido con el número de veces que hemos salido a la ventana a aplaudir. Desde hace tiempo, además, tampoco tenemos muy claro a quién van dirigidos los mensajes de ánimo con palmada, así que hemos ideado a nuestros propios héroes. Hemos perdido igualmente la cuenta de las veces que hemos recogido las cajas de juguetes: cien, quinientas, mil? Igual más. Y también ayer, y por si fuera poco, nos perdimos con el cambio horario. ¡No había quien durmiera a Mikel a la hora de la siesta! Lo único positivo, por este empeño de buscar el lado bueno a la cuarentena, es que a las ocho de la mañana son las nueve, y esto para nosotros es como dormir la mañana.

Aprovechamos los primeros rayos del sol del día en la terraza: a las ya habituales carreras de moto, patinete y bici hemos sumado ahora un nuevo trasto, una máquina de hacer ejercicio de cardio, en otras palabras, de sudar para limar el michelín. ¡Vicen y yo tenemos muchas esperanzas puestas en este trasto! Pero de momento el único que se subió a ella fue Mikel al grito de "¡coche!, ¡coche!". No veo nada claro el futuro del aparato a día de hoy.

Hicimos también algunas fichas del cole buscando el juego: Selva pintó la primavera con pintura de dedos y con unos cuantos muñecos repasó los números ordinales. Mikel estuvo a su aire: en la cocina preparando arroz amarillo con sobras, en la habitación volcando las pocas cajas de trastos que quedaban en pie, al ordenador con los dibujos? A media mañana los dos se llevaron una grata sorpresa: unos libros en papel de regalo para hacer más llevadera la cuarentena. Fue como una mañana de Reyes.

Tras la comida y la no-siesta llegó la tarde, que siempre se hace larga independientemente de lo que hagamos. Ayer jugamos al dominó y a la escoba con la baraja. También a hacer palabras con tres vocales y tres consonantes.

Tal vez por ser domingo, o porque empiezan a pesar los días aislados de los que más queremos, también hicimos videollamadas. Selva y Mikel tienen ganas de ver a sus abuelos de aquí y de allí, a sus tíos, a sus primos y, claro está, a sus amigos, a los que no dudan en decirles "te quiero" al teléfono. De ahí también tenemos que aprender.

Se hizo de noche. Volvimos a aplaudir.

-¿Por quién lo hacemos hoy? -le pregunté a Selva.

-Por los que se están curando de "conoravirus".

Otra lección. Por ellos, y por todos nosotros, seguiremos en casa.

Compartir el artículo

stats