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Magisterio de confinamiento

Familias en pobreza tecnológica, educación hoy y de futuro

El pedagogo brasileño Paulo Freire propuso hace cincuenta años el concepto de "inédito viable" como punto de partida y fin último del trabajo en la educación. Abrir de tal manera la mirada de cada niña y niño al mundo que sea capaz de identificar su necesidad de cambio y de lanzarse a esa transformación, aunque lo que se proponga hacer parezca una quimera. Los límites de lo posible son un inmovilismo interesado, construido sobre la estructura de los miedos. La educación está para rebasarlos.

Pienso estas semanas en Freire, su universo tan distinto al nuestro, el del analfabetismo en Brasil, los "desharrapados" que conquistaron su corazón de hombre sabio. Nada de lo que dijo ha perdido actualidad. Si no hubiera muerto al borde de la eclosión de Internet, estaría ahora poniéndola al servicio de su inédito viable. Y colocando el foco en quienes se quedan en los márgenes de la red que democratiza la sociedad. Si acceder a ella es un privilegio ¿qué democratización es ésa?

El 13 de marzo diez millones de alumnas y alumnos se transmutaron en "telestudiantes" en España, 150.000 en Asturias. El sistema educativo se acostó analógico y se levantó virtual por esa fuerza mayor que propicia en ocasiones inéditos viables. Pero cerca del 15% de ese alumnado no dispone de medios telemáticos suficientes. Lo que antes era una circunstancia ahora es una auténtica brecha.

Otro cantar es el sufrimiento del profesorado, poniendo en casa sus medios personales al servicio de la causa, tirando de tutoriales para aprender sobre la marcha el manejo de herramientas, compartiendo recursos, simulaciones y actividades, recordando las veces que en entrevistas y discursos se invocó a las nuevas tecnologías y la innovación metodológica, y lo que después costaba cada pequeño cambio frente a la norma férrea y sus burocracias. Pero el último y más frágil eslabón de la cadena son ellas y ellos, el alumnado.

Sin salir al rescate de las familias en pobreza tecnológica, las autoridades educativas no pueden echar adelante el curso, permitiendo que se avance telemáticamente en contenidos y evaluaciones. Porque finalizará, sí, pero sin ellos. La tarea de identificar cada caso y darle solución viable no es sencilla teniendo el tiempo a favor; con él en contra es heroica. Uno de los muchos retos colaterales que nos trae el COVID-19. El virus de la lección de lecciones.

Hay que rescatarles por la emergencia de este magisterio de confinamiento, claro, pero también para la educación que nos merecemos en adelante, la que de verdad permita a nuestros niños y niñas conquistar su inédito viable.

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