A los que defienden que en España no hay en este momento Gobierno que gestione las consecuencias de la pandemia es preciso quitarles la razón: no hay uno sino dos; o varios, si se tienen en cuenta las distintas sensibilidades en el ala socialista del invento, con la ministra de Economía, Nadia Calviño, como adalid de la ortodoxia contra los arranques de poder de los podemistas.
Que hay dos gobiernos (no ya dos sensibilidades, o varias, a la hora de entender las posiciones de izquierdas en una crisis imprevista y sin precedentes) lo ponen de manifiesto los distintos decretos publicados desde la declaración del estado de alarma. Y podría decirse que los sucesivos decretos se van pareciendo más al ideario de Podemos que al del PSOE. Sobre todo el último, que incluye medidas que los hagiógrafos del régimen consideran que amplían "el escudo social". Tal que dificultar los despidos, la moratoria de las hipotecas, al cese de la actividad productiva no esencial, las ayudas al alquiler, la puesta en marcha de un ingreso mínimo vital o un subsidio por desempleo para las empleadas del hogar. Propuestas de elevado coste económico que recaerán en las telarañas de las arcas del Estado pero también, y en gran medida, en la contabilidad de las empresas.
Si Sánchez prometió un Gobierno de una sola palabra, lo cierto es que a la salida de los Consejos de Ministros se escuchan muchas voces (igual que dentro, al decir de las filtraciones interesadas que llegan a los medios desde uno y otro bando, en el afán de desnudar ante la opinión pública al contrario). O sea, que al final no era este Gobierno el monstruo de Frankenstein, sino la hidra policéfala.
