Opinión | Vida nueva

Última hora en diferido

Jamás vi tanta televisión desde los tiempos de "Bonanza" y "Viaje al fondo del mar". Los Cartwright, propietarios del rancho de La Ponderosa, cultivaban el buenismo, alejados de la maldad del Far West. Y la tripulación del Seaview practicaba el masoquismo, siempre en lucha contra monstruos marinos descomunales.

La televisión sigue siendo ficción, incluso los informativos. Cuando veo una de romanos miro por sistema las muñecas de los soldados a ver si veo un reloj de pulsera olvidado en una de ellas. Ahora me dedico a buscar gazapos, inexactitudes y excentricidades. Acabo de escuchar a un reportero, apostado frente a la entrada de un hospital, este inicio: "La novedad es que los sanitarios comienzan a estar algo cansados", reflexión que solo se explica si el joven hubiera hibernado en las tres últimas semanas.

Otra gloria en directo, pronunciada a las cinco de la tarde: "Atención, última hora. Una noticia que conocíamos a las nueve de esta mañana". Lo sé, el confinamiento me vuelve tiquismiquis. Por eso acudo al sosiego del papel impreso. Como usted, sin ir más lejos.

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