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La policía de la verdad

El derecho constitucional a la libertad de información sin ningún tipo de censura previa

El concepto de libertad no solo supone una ruptura con las limitaciones físicas que hoy nos aprisionan, sino que nos abre al conocimiento y a la capacidad individual que radica en cada uno de nosotros para alcanzar la verdad.

La verdad es un concepto muy poderoso que desde siempre preocupó a los grandes filósofos de la antigüedad clásica y que fue definida por Platón, Aristóteles o Sócrates como ideas o formas de ocultarse "tras el velo de la apariencia". Curioso es incidir en la idea platónica de la verdad pues, para el filósofo, quienes participaran en la vida de la polis (es decir, en la política) debían ser sabios, virtuosos y conocedores de la verdad.

No se trata de analizar aquí el concepto de verdad filosófica, pero sí de avanzar a lo largo de la historia para darnos cuenta de la transformación que ha sufrido el concepto de verdad en los últimos dos siglos. Es por eso que cuando la información pasó a convertirse en negocio, el interés por la búsqueda de la verdad fue desapareciendo hasta evaporarse como humo.

Ahora son los grandes lobbies y los potentes fondos de inversión mundiales quienes controlan el qué, el cómo y el cuándo difundir la información con la idea de extender el concepto de globalización y convertirnos en seres humanos uniformes. Discernir, evaluar, elegir, supone la realización constante de ejercicios de pensamiento complejos que chocan frontalmente con el tipo de sociedad a la que parece estamos abocados: conformista, cómoda y uniforme. De este modo se logrará establecer un mayor control sobre el individuo.

No es solo obligación del periodista cuestionar la verdad. Como ciudadanos libres y activos que deben participar en la vida de la polis, tenemos la obligación de plantearnos interrogantes, de cuestionar la verdad y así tratar de alcanzarla. En las dudas, en la evaluación y en el conocimiento está la libertad.

El artículo 20.1d de nuestra Carta Magna reconoce y protege el derecho de todos los españoles a "comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión" y el mismo artículo 20.2 establece que "el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa". Por eso debemos recuperar el interés por la verdad, ya que nos convertirá en individuos más justos y pacíficos y garantizará nuestra convivencia social. El derecho a la información veraz es, por tanto, un derecho fundamental que vincula a todos los poderes públicos y está protegido ante los tribunales de justicia.

La democracia supone conceder a cada ciudadano el poder de elegir. Por ello tenemos la obligación de buscar la verdad, cuestionando los relatos elaborados por el poder y garantizando así nuestra libertad individual. Solo siendo libres podremos elegir. A pesar de que la búsqueda de la libertad y de la verdad sea, hoy en día, una utopía en la que ya pocos creemos.

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