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Sol y sombra

Menos ideología y mejor gestión

España ha registrado un fuerte descenso de muertes por el coronavirus en las últimas 24 horas y, aun cuando la gente se sigue muriendo y en este país nadie ha considerado decretar un luto nacional, después de más de 22.000 víctimas mortales, el dato es una noticia alentadora. Fernando Simón ha hecho acopio de prudencia y sostiene que no hay que fiarse y sí mantener la guardia. La prudencia de la que no hizo gala en los primeros momentos de la crisis, cuando los indicios ya eran pánicos y sostenía que aquí iban a caer un puñado no más, es fundamental en este tipo de tempestades. La pandemia, con la excepción de Alemania, se ha digerido fatal en las sociedades occidentales con mayor número de habitantes: imprevisión, cortedad de miras, etcétera, han acentuado los errores.

Pero la pandemia no tiene ideología. Solo se puede abordar por medio de la anticipación y de una gestión adecuada para la que la izquierda española en el Gobierno no estaba lo suficientemente preparada, con una división interna y más dotes propagandísticas que eficacia. En Nueva Zelanda y en Portugal, por ejemplo, donde gobiernan socialistas, los resultados ha sido distintos, mucho menos dañinos. Tampoco ha habido "mascarillagate" que se sepa, ni tests defectuosos comprados a última hora. Gobiernos de derechas de otros países tampoco lo han hecho bien. Esto de las ideologías que en la propaganda salpica a los resultados resulta infumable. No hay coronavirus de derechas ni de izquierdas, solo acierto y error venga de donde venga. En la reconstrucción, y lo digo por este país cainita, hay que arrimar el hombro, la sociedad no se puede levantar con un gobierno dividido. Pensar a estas alturas y con estos resultados en la famosa superioridad moral de la izquierda es para volverse locos. De hecho ser de izquierdas o de derechas es una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para seguir siendo un imbécil. La hemiplejía moral, que dijo Ortega.

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