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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Estado de triple alarma

La improvisación de las medidas de desescalada (saben los montañeros avezados que suele ser más traicionero el descenso atolondrado de la cumbre que el ascenso empinado) pone de manifiesto que el Gobierno, un día más y van más de cincuenta, camina sobre el filo de la navaja. Y que su única intención es no cortarse las venas y desangrarse. Nos tendrían encerrados más tiempo si no fuera por la presión externa.

El hundimiento económico y social del ámbito privado confiere al Estado un poder inusitado que no se conocía desde el final de la dictadura. El ideal soñado para una izquierda radical que bebe de sus clásicos. Pero el dinero público se acaba, la deuda se eleva a la estratosfera y el riesgo del rescate europeo resulta evidente. Solo le falta a este país que lo dirijan, con mano dura, los tecnócratas de Bruselas.

España causa alarma, dentro y fuera de sus fronteras. La alianza suicida del PSOE con los marxistas 2.0, los nacionalistas interesados y los secesionistas periféricos no es bien vista en Europa, que habría tolerado con deleite la alianza, cuando se pudo, de los socialistas con Ciudadanos. El guion de esa parte del drama, el primer acto, lo pudo cambiar Albert Rivera, pero renunció a ser actor principal y quedó en tramoyista.

El país se mantiene en estado de alarma, pero no solo por decreto: ya estamos comprobando que la alarma es también jurídica, política e institucional, lo que multiplica la virulencia de la catástrofe sanitaria y socioeconómica. Y seguimos improvisando, y continuando para bingo. Aunque puede que no se trate de ocurrencias sino de la hoja de ruta política planificada para cambiar el modelo de Estado.

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