No se lo dije, aunque creo que intuyó lo que estaba pensando, porque, de súbito, de sus labios carnosos y agrietados salieron unas palabras que sonaban a mezcla de enfado e incredulidad -¿pero como es posible una infección de orina en un hombre, si esto es cosa de las mujeres?
-No, José Ramón, este problema, también ocurre en los hombres. Mire, la infección del tracto urinario (ITU) es uno de los problemas clínicos más frecuentes dentro de la comunidad. Es cierto que es más frecuente entre las mujeres, y todo se debe a su cortedad de la uretra -unos tres centímetros- y a que es de trayecto rectilíneo, mientras que en el varón rondan los 15 centímetros, y con un trayecto más tortuoso, especialmente a nivel de la próstata; pero también puede darse entre los hombres, como es su caso. ¿Y ve?, en el cultivo de orina que le hemos realizado ha aparecido un germen, concretamente el Escherichia coli, responsable del 75-95% de estas infecciones de orina.
-¿Y, cómo lo he podido coger? Yo no he mantenido relaciones de riesgo?
-No, tranquilo. Verá, al contrario de lo que ocurre en la mujer, en el varón la mayoría de las ITUS se consideran complicadas, puesto que suelen tener estar relacionadas con manipulación urológica del tracto urinario. Y se consideran factores de riesgo tanto la hipertrofia prostática, el sondaje uretral, la presencia de litiasis, vejiga neurógena, coito anal y hasta la existencia de fimosis. Por cierto, ¿ha tenido fiebre estos días?
-No, doctor, ¿por qué me lo pregunta?
-Porque es muy importante discernir si es una infección de orina sin más, lo que podríamos etiquetar de cistitis, que no significa más que inflamación de la vejiga - en este caso motivada por la presencia de los gérmenes que le han ocasionado la infección-, o si puede llegar a ser una prostatitis -que va acompañada de fiebre-, en cuyo caso ya estaríamos hablando de una infección de orina que afecta al órgano de la próstata.
-¿Pero una prostatitis es una cosa más grave, no?
-Hombre, sí; es una afección más seria porque puede entrañar, a su vez, otras complicaciones del tipo de retención aguda de orina -lo que implica que el paciente no puede orinar-; puede ocasionar epididimitis -es decir, inflamación del epidídimo-; o bien ocasionar abscesos prostáticos, sepsis -infección de la sangre-, o, incluso evolucionar hacia la prostatitis crónica.
José Ramón quedó con la mirada fija en la hoja que describía el resultado de su cultivo de orina. Y, punteándola repetidamente con el dedo índice de la mano izquierda, me preguntó -¿y cómo sé yo que esta infección de orina no está afectando a mis riñones?
-De acuerdo; me parece muy razonable que tenga esta duda, pero la infección de los riñones, que también conocemos como "pielonefritis aguda", generalmente sucede en el varón cuando existe una entidad que llamamos "uropatía obstructiva"; es decir, cuando hay presencia en la vía urinaria de una piedra que dificulte la eliminación de orina ocasionando dilatación del riñón. Clínicamente suele cursar con fiebre -temperatura mayor de 38º-. También se acompaña de mayor quebrantamiento del estado general y de dolor en la espalda, a nivel de la localización del riñón.
-No, pues afortunadamente no es mi caso. ¿Entonces, qué tratamiento tengo que hacer?
-Bueno, como su caso es una infección de orina simple, es decir, sin complicaciones, se puede realizar un tratamiento con antibiótico; el antibiograma que le han realizado junto con el cultivo de orina, nos va a indicar qué antibióticos le van mejor para este germen en concreto. Además procurará tomar abundantes bebidas, y que no sean frías, con el fin de facilitar el arrastre de los gérmenes de la orina. Al mismo tiempo, le puede ayudar en este sentido tomar extracto de arándano rojo, que también hará el efecto de evitar que los gérmenes se adhieran a la pared de la vejiga, facilitando, así, su eliminación. Y le propongo repetir el cultivo de orina tras una semana de finalizar el antibiótico, ¿qué le parece?
-Me parece fantástico. Ahora mismo voy a la farmacia y nos vemos con el resultado del nuevo análisis, pasadas dos semanas.
Mientras le veía recoger la receta, que con cierta prisa introdujo en el sobre que le facilité, me dio la sensación de que José Ramón se marchaba con las ideas claras y que iba a realizar correctamente el tratamiento, lo cual me reconfortaba. Después, tras despedirse cordial y ceremoniosamente abrió con garbo la puerta, y, ya fuera, la voz cantarina de su nieto, que le llegaba a la cintura, dijo: ¿el médico te ha dado jarabe, abu?
