Hace cincuenta años que los "Beatles" editaron el álbum discográfico "Let it be", en el que figura la homónima canción. Fue compuesta por Paul McCartney y, en esa figura materna, a la que está dedicada, que está cerca en los momentos difíciles, en las horas de oscuridad, diciendo palabras plenas de sabiduría, hay quien cree apreciar una evocación de la Virgen María.
En cuanto a los "Beatles", se dice que habrían sido notablemente distintos de lo que fueron, al igual que otros grupos británicos de los años 60, si no los hubiese antecedido el provocador pionero del rock Little Richard, quien, en 1957, dio un giro en su propia carrera musical a causa de una "señal del Señor", que él interpretó como una llamada de Dios para que se hiciese predicador de su Palabra. Little Richard, máximo vociferante del lelilí rock'n´rollero "auambabulubabalambambú", falleció hace unos días en Nashville (Tennessee). Había cumplido 87 años.
Cuando tuvo noticia de la muerte de Little Richard, Bob Dylan dijo de él que era la estrella y la luz que lo había guiado ya desde su infancia y el inspirador de todo cuanto había hecho en su vida artística. Por cierto, ya circula en internet la tercera de las canciones compuestas por Dylan y dadas a conocer en este tiempo de pandemia, "False prophet", que, al igual que las dos últimas, "Murder most foul" y "I contain multitudes", muestra reminiscencias del Apocalipsis. "Era del Anticristo", "voy hacia donde todas las cosas perdidas se hacen nuevamente buenas", "el primero y el último", "el diablo", "la ciudad de Dios", "la esposa", por señalar algunos ejemplos, son expresiones asociadas a las que aparecen en los capítulos finales del último libro de la Biblia.
Por otra parte, ha sido noticia también, en estos días de enclaustramiento, la distribución online del documental sobre el proceso de conversión de Brian "Head" Welch. El líder, cofundador, vocalista y guitarrista del grupo "heavy metal" KoRn pasó de una vida de alcohol, anfetaminas y sexo, al gozo y la paz de la fe cristiana en la comunión de la Iglesia evangélica. El documental se titula "Loud krazy love".
En fin, que la Biblia ofrece dadivosa su léxico y sus nociones religiosas a los letristas de las múltiples variantes del rock, para que puedan volcar al exterior el fragor de su interioridad inquieta, en la que late incontenible una exigencia de absoluto que, en ocasiones, puede que se equivoque de dirección, que diría Marguerite Yourcenar.
Más aún, muchos de ellos, y precisamente de entre los más grandes en los correspondientes géneros de rock, no solo han sido receptores del mensaje que se contiene en la Biblia, sino que han sabido también ubicarse en la longitud de onda que se requiere para escuchar, en medio de tanto ruido, la voz de Dios, que los invitaba a seguirle, a que cambiasen de vida y a que contasen al mundo cómo fue ese encuentro, y ellos, al igual que la Virgen María, le respondieron diciendo: ¡let it be!, ¡sea!, ¡fiat!
