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Retroprogreso

El retorno de la "Semana negra" - a su esencia, símbolo de la recuperación de lo auténtico

El filósofo e ingeniero Salvador Pániker desarrolló en "Aproximación al origen" el concepto de "retroprogreso" para definir la tarea del ser humano en la nueva era: ir al mismo tiempo hacia lo novedoso y lo antiguo, atendiendo a ciencia y sabiduría, respectivamente. A Pániker la muerte le esperó 90 años. A punto estuvo pero no llegó a los tiempos del covid-19. Tras casi un siglo de observación de esa "enfermedad llamada hombre", seguramente concluiría que el bicho es sólo un síntoma de la auténtica anomalía, que es el ser humando. Y se preguntaría qué hicimos para convertir en riesgo lo que inicialmente no lo era.

La "Semana negra" se aproxima a su origen haciendo un interesante ejercicio de retroprogreso del que yo quiero extraer, quizás interesadamente, el ejemplo de un cambio de paradigma. Ha tenido que llegar una pandemia con contagio por gotículas para que este festival literario prescinda del adorno de las atracciones y se repliegue a los cuarteles de invierno de sus julios iniciales.

Lo siento, nada será comparable a la estética negra de El Musel. Pero bienvenida sea la equidistancia cómoda del Centro de Cultura Antiguo Instituto. Allí, el próximo julio, se volverá a las actividades propias de un evento cultural, una vez adoptadas las medidas de seguridad de los nuevos tiempos. No será difícil, me recuerdo en encuentros literarios de "semanas negras" anteriores en los que apetecía juntarse para darse aliento unos a otras, y todos al ponente. Y, sobre todo, para sustraerse al estruendo y griterío exterior, del que la carpa aislaba a duras penas. Las multitudes solían quedarse a la puerta.

Entiendo que desproveer a la "Semana negra" de la faceta más propia de las romerías supone una pérdida de negocio para los feriantes a los que habrá que dar, cuando la nueva normalidad se parezca a la vieja, un espacio y un por qué para sus públicos. Pero ojalá no sea la cita negra. O, si vuelve a ser el pretexto, que lo sea coincidiendo en fechas pero en espacio aparte.

De esta manera podrá presumir Gijón de una "Semana negra" multitudinaria, cosa de la que nunca tuvo necesidad, excepto para salir en los papeles haciendo marca de ciudad. Porque es bien sabido que la cultura en formato libro no desplaza masas de sitio, ni siquiera con unos suspenses criminales de quitar el aliento.

Así que bienvenido sea este regreso al origen de la "Semana negra" y cualquier otro retroprogreso a lo auténtico. Eso que algún día se nos perdió por el camino.

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