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Matías Vallés

Las mentecateces de Garzón

Las declaraciones del ministro de Consumo sobre el escaso valor económico del sector turístico

Queda confirmado que hay un Garzón excelente, y por tanto expulsado de su profesión por quienes la pervierten. Y hay otro Garzón torpe, que emite mentecateces atendiendo a la definición estricta de "mentecato" avalada por la Real Academia, "de escaso juicio y flaco entendimiento". Como un guante, para el ministro que insultó al turismo degradándolo a "un sector de bajo valor añadido, estacional y precario", culpable de la "debilidad estructural" española. El insólito miembro del gabinete, pues ha sustraído una cartera con solo cinco diputados de IU, pertenece además a una de esas profesiones que el coronavirus ha demostrado que son francamente superfluas.

El ignorante Garzón no se ha enterado de que hay hijos de kellys que son jueces y médicos, a partir de los detritos de turistas limpiados por sus padres. Es verdad que los hoteleros no han tenido la misma suerte con su propia progenie, pero conforman una parte insignificante de la industria. Los diputados comen cada día gracias al esfuerzo de los trabajadores turísticos y, créanme, no he visto nunca a un profesor universitario trabajar con la intensidad de una camarera de pisos.

El marxista Garzón el malo ignora asimismo que el turismo de masas ha materializado la revolución comunista de las masas. El mundo entero se ha encerrado voluntariamente y pagando en los campos de concentración o resorts, la seducción turística ha triunfado donde encallaron los gulag de sus patriarcas. De ahí que Edouard Philippe, presidente del Gobierno de los exquisitos franceses, anunciara el mismo día que el Garzón indocumentado que "si se golpea al turismo, se golpea al corazón de Francia". Dado que el ministro de Consumo no había pronunciado mentecateces de calibre similar antes de acceder al cargo, puede hablarse de una enfermedad profesional inseparable de su desempeño. En cuanto los haces ministros, creen que se lo merecen.

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