La desescalada de la pandemia del covid-19 se está realizando por territorios, de forma asimétrica y con gradual suspensión de las restricciones ciudadanas; si bien todavía no se dispone de un masivo "triple test" (PCR y anticuerpos IgM, IgG) para determinar la prevalencia del virus e inmunidad global de la población. Inicialmente, esa cifra es baja (5%, por carecer de vacunación); aunque, para alcanzar una "inmunidad de rebaño" que permita una libre circulación, se debería superar el 60%. Personalmente, intuyo que semejante reticencia de nuestros dirigentes políticos será de carácter económico por el coste del "triple test" masivo; aunque ello sería preferible al previsible "cataclismo" económico si mantenemos la actual trayectoria, expresada por el exponencial incremento del paro y drástica pérdida del Producto Interior Bruto.
Dicho esto, tras realizar masivamente este "triple test", se contemplarían 4 supuestos:
a) Quien no ha tenido contacto con el covid-19, tributario de medidas preventivas hasta ser vacunado.
b) Portador asintomático del virus o en fase de infección inicial, tributario de someterse a cuarentena.
c) Paciente en fase activa del covid-19, para ser tratado.
d) Paciente recuperado del covid-19 y sin capacidad de contagio, tributario del Pasaporte Sanitario (PS) para circular libremente, tal como se pretende implantar próximamente para acceder a Canarias.
Así pues, la mejor alternativa para viajar sin restricciones sería exigir un PS al pasajero antes de embarcar. Además, con el PS se evitaría la reducción (por seguridad) sobre la capacidad del medio de transporte (autobús, tren, avión) y su pérdida económica. Sin embargo, mientras actualmente varias compañías aéreas ratifican la inviabilidad de volar al 50% de capacidad y solo valoran realizar un control de temperatura previo al embarque; en el Aeropuerto de Barajas se han producido aglomeraciones de pasajeros que incumplen la norma del "estado de alarma" vigente y despegan aviones llenos de pasaje sin dejar asientos libres; porque, aparentemente, la Unión Europea tampoco lo exige.
Por otro lado, el Gobierno establece que, a partir del 15-5-2020, quien llegue a España deberá someterse a una cuarentena de 15 días para descartar ser portador del covid-19.
Esta cuarentena llega tarde porque debió indicarse hace 3 meses; mientras que ahora dinamitará la temporada turística, generando un profundo malestar en el sector. Incluso si fuera una medida aleatoria o selectiva ¿Quién visitaría España de turismo para confinarse durante dos semanas? Indudablemente, nadie.
En definitiva, parece que en España "llueve sobre mojado" por la desgracia de que la peor pandemia posible ha coincidido con la peor gestión de gobierno imaginable.