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Adrián Barbón y el proxeneta

La torpeza del presidente del Principado al justificar el pacto con EH Bildu

Próximamente el presidente del Principado podría compartir estrado con un proxeneta para defender los derechos de las mujeres, quizás con un pederasta para animar a la adopción de niños, o tal vez, señalar el perjuicio social que ocasiona el tráfico de drogas en compañía de un narcotraficante, porque a Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, "no se queda con el quién, sino con el qué".

El presidente del Principado de Asturias mostraba su aprobación al pacto de PSOE, con Podemos y EH Bildu, los herederos de ETA, para la derogación de la reforma laboral, con esa breve frase: "No me quedo con el quién, sino con el qué". Podría haberse dicho de otra forma, "me da igual con quién, me da igual el cómo, y me da igual lo que sea, sólo me importa el qué". Una confirmación de que para el más alto representante de la administración asturiana, el fin justifica cualquier medio para lograrlo.

EH Bildu, los herederos de ETA, los que asesinaron cobardemente a empresarios, humildes trabajadores, políticos socialistas y populares, jueces, policías, guardias civiles, militares, profesores universitarios, hombres, mujeres y niños, no incomodan al Sr. Barbón, porque nuestro presidente lo importante es el fin, no los compañeros de viaje. EH Bildu, el mismo que sigue sin condenar estos asesinatos.

No es admisible que para lograr un objetivo políticamente respetable, aunque profundamente equivocado, como es derogar la reforma laboral, el presidente del Principado justifique caminar de la mano con el socio más despreciable que la democracia ha dado entrada en el Parlamento español. Una costra en el cuerpo de nuestro Congreso de los Diputados, surgida de la profunda herida causada por una injusta ley electoral. Una ley que otorga más valor al voto de un radical vasco, sustento de terroristas, que al de un respetable ciudadano asturiano o extremeño.

Desconozco si la frase tiene su origen en una simple torpeza, en la sumisión mendicante a que Adrián Barbón acostumbra, con cualquier cuestión emanada de las altas esferas madrileñas del PSOE, o a que realmente lo piensa. Deseo que no sea esta última, y aunque conozco poco al Presidente, creo sinceramente que responde a una mezcla de torpeza y sumisión. De lo contrario, su discurso político quedaría inhabilitado definitivamente. Por otro lado, la torpeza y la sumisión tampoco han sido nunca cualidades admirables en un político.

Señor Barbón, con estos principios morales, difícilmente se conducirá a Asturias por la senda adecuada. Desde el respeto que merece la institución que representa, rompa las cadenas que le someten a los desvaríos de su partido en Madrid, y comience a aplicarse en favor de los asturianos. De momento, está muy lejos de hacer por los asturianos, lo que los asturianos han hecho por usted.

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