A Gijón se le acaba el tiempo: urge dejar bien atados plazos y financiación del plan de vías en un nuevo escenario pospandémico, de estrecheces presupuestarias y nuevas necesidades que reclamarán la intervención necesaria y urgente de las administraciones públicas. No nos engañemos y que no nos engañen; no habrá disponibilidad económica suficiente para acometer la estación intermodal soterrada en el entorno del Museo del Ferrocarril. Puede que tampoco llegue el dinero para financiar la misma infraestructura, en superficie, en Moreda. Pero resulta indiscutible que esta segunda opción, además de más barata, resulta más fácil de construir, exige menos trámites administrativos y acortaría los plazos.
Cierto que existe un acuerdo social y plenario favorable a la primera opción, de enorme complejidad técnica y económicamente muy costosa. Pero si todo el argumento esgrimido en favor de la opción cercana al Museo del Ferrocarril es el de la centralidad, montar otro cisma por una distancia de trescientos metros se antoja una prueba de inmadurez política que volverá a pasar factura al futuro de esta ciudad, locomotora de Asturias.
Se juega mucho Gijón en este nuevo envite, pero también el partido político que gobierna, solo o en compañía de otros, y en ocasiones mal acompañado, las tres administraciones implicadas en el proyecto. Si en un escenario de crisis inabarcable, si el PSOE nacional y el regional no dan la cara por Gijón en este momento, que los ciudadanos se lo demanden cuando llegue el recuento de las urnas.
