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Urología educativa, por Juan Carlos Herrero

En defensa de los médicos y enfermeras protagonistas del "rap de los urólogos del HUCA"

Las pérdidas de orina, como los abultamientos de próstatas, son una realidad orgánica que tarde o temprano nos llega. Cualquier paciente varón huye de los urólogos por miedo a que le metan el dedo en la eufemística llaga. La varonía mal entendida se convierte en falocentrismo que decae con el tiempo haciéndonos más humildes, con la naturalidad rutina de las damas que acuden a sus consultas cíclicas sin tanto misterio. Nos educan hasta los tres años para el control de esfínteres dejándonos a nuestra suerte y que cada cual resuelva hasta llegar al quirófano ya maduritos.

La mecanización del aparato urinario reproductor masculino se contrapone a la cualidad organicista de la vagina, aun siendo complementarios, nadie participa -alegoría en pene- de una manifestación que exige respeto al hombre. Por el contrario, los brazos femeninos se alzan con las manos dibujando su intimidad con una expresión abierta, origen de la humanidad, proclamando ser dueñas de su cuerpo, se trata de concienciar, además de educar. Las cerraduras se abren cuando las propietarias deciden. Algunos se empeñan en ser cerrajeros de 24 horas, no tanto por cuestión hormonal como la instrumentalización del objeto.

Un educador que se precie debería premiar al grupo de urología del HUCA por su intencionalidad propedéutica del rap "Con sutura" que motiva la sanción ejemplar. La administración sanitaria, a diferencia de algunos jueces educadores, tira de multa de empleo y sueldo sin ir al fondo de la cuestión. Entiende que debe dar escarmiento con un buen rapapolvo a los médicos y enfermeras que han grabado el videoclip en su centro de trabajo y colgarlo en la web, al fin y al cabo está de moda el flashmob: son operaciones sin triunfo.

La intención del rap urológico es muy buena, no así la letra que debería ser mejorable y de contenido más didáctico. Simplemente que hubieran contado con algún paciente voluntarioso y entusiasta de la educación facilitaría quitar miedos a las sondas, a los dedos que palpan, o la más amable prueba del -meómetro-, en donde la fuerza de la gravedad mide el caudal y chorro de la agüita amarilla que entona el grupo Toreros Muertos.

El aspecto más doliente del rap puede ser la alusión al tumor, pero incluso la mortalidad del cáncer de próstata, que se estima en un nueve por ciento, según el I.N.E., debe ser entonada con ánimo preventivo. La letra de rap que invite a una vida sana, a pasar las revisiones sin rubor ni temor, incluso a superar el cáncer con espíritu aguerrido y un poquito de humor.

Sugerimos, por el bien de la educación social, que el juez instructor de este expediente, en el HUCA, acuda a la "Jota de la Dolores", e imite al juez Calatayud. Este magistrado dirimiría el caso imponiendo la mejora de la letra, con la anuencia de pacientes positivos, optimistas pensando que a toda próstata le llega su inflamación. La andropausia debe aprehenderse desde las escuelas bajándonos los humos, haciendo más orgánico lo que consideramos, por error, una herramienta de cerrajería.

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