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LNE FRANCISO GARCIA

BILLETE DE VUELTA

Francisco García

Hoguera de vanidades

No le pidan hoy fuego a San Juan, por mucho cabreo común que merezca arder esta noche en la hoguera, que llegamos al solsticio ahumados en la pira de tres meses de encierro, de casi cien días de queme que merecen un baño de purificación social. Reconozcamos que no hay diluvio que sofoque semejante calentura de muertos mal contados, heroicos sanitarios envueltos en bolsas de basura, camareros en regulación temporal de empleo, autónomos sin apoyo autonómico y Parlamentos convertidos en corralas y patios de monipodio, donde hacen carrera lenguaraces de discurso viperino.

No habrá brasas a medianoche sobre las que practicar saltos y acrobacias de liviano saltimbanqui, ni olor a chamusquina pegado a la ropa como cuando se torra la panceta en la parrilla de una barbacoa barata, ni llama incandescente que convierta en pavesa los apuntes bachilleres de un curso escolar inconcluso y sin suspensos. No habrá tréboles de cuatro hojas que anudar al ojal de la solapa, ni xanas emergiendo de las fuentes enramadas como Anita Ekberg, ninfa vikinga en el legendario baño de luna de "La dolce vita".

Convendría en todo caso, con distanciamiento social y mascarilla, encender una foguera al gusto florentino de Savonarola, y hacer arder en ella todas las vanidades, fatuidades y jactancias que afloraron durante el confinamiento y que mostraron lo peor de nosotros mismos. También las mentiras y las medias verdades, las noticias falsas e incluso las pésimas y las más terribles. Que quede proscrita para siempre la vigilancia de visillo, la "stasi" de balcón, la policía perruna, la cacerolada a destiempo, la "simonfilia" y la "madrileñofobia", el fútbol sin público, con VAR y sin bares.

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